La implementación del acuerdo de «paz» firmado entre Juan Manuel Santos y el grupo terrorista de las Farc, pasa su momento más crítico. Y no es precisamente por culpa de la oposición. Son las mismas Farc las que se han encargado de poner en crisis el proceso por cuenta del narcotráfico, negocio que nunca abandonaron.

Por solicitud de una Corte de Nueva York, se pidió la captura de Jesús Santrich por los delitos de porte y tráfico de estupefacientes de acuerdo a las investigaciones que adelantó la DEA. Y es que según estas investigaciones, Santrich traficó a Estados Unidos, 10 toneladas de cocaína entre 2017 y 2018, después de la firma de los acuerdos. El valor de la droga traficada por Santrich en el mercado estadounidense es de $320 millones de dólares.

Que el hoy Representante a la Cámara electo, Alias Jesús Santrich esté involucrado en narcotráfico debe ser motivo de vergüenza internacional, pues demuestra que el Gobierno premió criminales. ¿No dijo Santos que las Farc no eran narcotraficantes? Acaso, ¿no decía el presidente que las Farc no tenían dinero para reparar a sus víctimas?

La captura de Alias Jesús Santrich confirma lo que muchos advertimos desde el inicio de las negociaciones en La Habana: las Farc no dejarían el lucrativo negocio del narcotráfico. Advertencia que se reafirmó una vez firmado el acuerdo, dado que el Gobierno no exigió a las Farc la entrega de las rutas de narcotráfico y de todos sus socios como muestra real de voluntad de paz. Todo esto se suma a que se pactó el narcotráfico como delito conexo al delito político.

Los «amigos de la paz» nos llamaron mentirosos por hacer estas advertencias al tiempo que defendían a capa y espada un proceso que claramente estaba lleno de errores y de impunidad. No faltaron calificativos para quienes denunciamos los peligros que traían consigo el pacto de La Habana, desde mano negra, pasando por gatos, hasta aves de mal agüero. Hoy que el tiempo nos da la razón, me pregunto: ¿quién le mintió realmente al país?

Es lamentable que sea la justicia internacional, y no la colombiana, la que actúe frente a los crímenes que cometieron, y siguen cometiendo, las Farc. Espero que pronto caigan sus otros cabecillas cómplices, porque si algo queda claro es que Santrich no es una rueda suelta dentro del grupo narcoterrorista. ¿Será que Santrich, desde una cárcel federal en Estado Unidos, seguirá con su arrogancia diciéndole a las víctimas “quizás, quizás, quizás…”?

El próximo Gobierno debe modificar los acuerdos: el narcotráfico no puede ser un delito conexo al delito político, no otorgar impunidad a delitos de lesa humanidad y debe garantizar que quienes, una vez firmados los acuerdos, reincidan en los crímenes, perderán todos los beneficios obtenidos.

@andresportillo_

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Redacción Minuto30

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