Cuando me preguntan qué cosa del Gobierno de Juan Manuel Santos rescato, me ponen en grandes aprietos, porque lo primero que se me viene a la mente, es por el contrario, todas las cosas malas, que son bastantes.

Y es que en estos siete años, Santos descuidó por completo todos los temas de país, para dedicarse, por completo, sólo a uno: la paz. Y le quedó mal hecha.

La economía colombiana va de mal en peor. Durante su Gobierno, incrementó la carga impositiva a las empresas, que hoy ronda el 75% efectivo real, lo que ha generado que muchas se hayan ido o estén planeado hacerlo, en busca de otros países que tengan mejores condiciones, generando como consecuencia desempleo.

Pero no sólo los empresarios se ven afectados. Los ciudadanos, como usted o como yo, también hemos sido afectados por este desgobierno. El aumento en 3 puntos del IVA, golpeó duramente a la clase media y baja, restándole a los ciudadanos la capacidad adquisitiva.

Ni hablar del derroche. Entre 2010 y 2014, Santos se gastó, sólo en publicidad, 2.3 billones de pesos. Recibió de su antecesor una bonanza petrolera que no demoró en derrochar. Vendió patrimonios de la Nación, como ISAGÉN, y hasta hoy, nadie sabe qué se hizo el dinero. Imagínese usted cuanto se podría haber gastado en su segundo mandato.

La corrupción no se queda atrás y en este Gobierno viene en forma de mermelada, que Santos esparce para comprar conciencias. Escándalos de corrupción como Odebrecht y el del Cartel de la Toga, también están directamente relacionados con él.

La salud, la educación y el deporte estuvieron de últimos en las prioridades del Gobierno. En estos siete años, Santos disminuyó el presupuesto asignado a estas materias. Por ejemplo, para 2018, en deporte, estaba planeado un recorte del 62% y para Conciencias uno del 42%. Un país que no invierte en educación y en deporte está condenado a seguir en la pobreza.

La democracia también resultó herida bajo su mandato. Santos acabó con la separación de los poderes públicos. Hoy en Colombia tenemos un Congreso notario, una Corte Constitucional de bolsillo y el Ejecutivo todo, al servicio de satisfacer criminales.

A lo único que le dedicó empeño, la dichosa “paz”, le quedó mal hecha. Los acuerdos de La Habana están llenos de impunidad y privilegios para las Farc. No tuvo en cuenta a las víctimas, y por el contrario, las revictimiza. No hay ni verdad, ni justicia, ni reparación ni mucho menos garantías de no repetición.

En definitiva, si por algo será recordado este Gobierno es por funesto. El legado de Santos dirá que se dedicó 8 años a beneficiar y complacer criminales mientras gobernó de espaldas a los ciudadanos honestos y trabajadores.

Los colombianos hacemos la cuenta regresiva en el calendario. Cada día es uno menos de su desgobierno. Cada día estamos más cerca de, por fin, poderle decir EX presidente y que los 8 años de su mandato queden como un amargo recuerdo.

@andresportillo_

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Redacción Minuto30

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