Recuerdo con precisión haber leído un editorial del Diario de Colombia titulado “Réquiem por el Partido Conservador” escrito por mi jefe único Gilberto Alzate Avendaño hace más de sesenta años, concebido en una época parecida a la actual en Antioquia de divisiones fratricidas y equivocaciones en serie.

Francisco Galvis R.

Para hablar con claridad, en la calle el conservatismo asiste atónito e indefenso al calvario de la candidatura a la gobernación cuyo camino está siendo sembrado de espinas, o porque se ha enredado en sus propias espuelas, o porque los disidentes hacen tabla raza de la voluntad mayoritaria. Para obedecer al partido no se requiere ser corporado, bastando tan solo ser militante. Vean ustedes la falta qué hace Oscar Suárez Mira, líder congregante, conviviente y práctico.

Imposible tapar el sol con las manos. A estas alturas del debate electoral se registra un grave desacuerdo de opiniones en torno al candidato a la gobernación, exacerbado por el pronunciamiento de sectores tan importantes de la colectividad como son el suarismo y los que siguen las líneas que tiran los respetados doctores Jenaro Pérez Gutiérrez, Fabio Valencia Cossio y Carlos Alberto Zuluaga Díaz, que se ve quieren seguir en el proceso conservador para la gobernación. No es el momento para seguir en la secular sacada de clavos, ni para el empecinamiento, de los que el único damnificado va a ser el conservador raso.

Ante semejante panorama sombrío, inútil será convocar el fervor de la militancia conservadora y menos el apoyo del voto de opinión, que con razón deben de estar fastidiados con el nada edificante espectáculo de división que estamos ofreciendo los conservadores de Antioquia, como si en nuestras filas no pudiésemos encontrar, no depronto al hombre o a la mujer providencial, aunque los hay, pero sí al menos a alguien, que prendado con calidades y formación, pueda dar garantías a todos los sectores, no solo a los conservadores sino al resto del amplio espectro político antioqueño. La sociedad no está para gobiernos sectarios, ni hacia el interior, ni hacia afuera de ningún partido.

Participé en la consulta para elegir candidato a la gobernación y me mantengo leal al resultado de ese proceso, aún a costa de que pueda estar haciendo parte de un disparate romántico, porque a eso me sometí y cierto es que sí algo me ha distinguido en la vida es la lealtad a toda prueba, “palabra empeñada y sin regreso”, pero no sufro de ceguera y veo que las cosas van mal y sugiero con respeto a quienes fungen con pleno derecho como personeros de los distintos equipos, que hagan un alto en el camino y le ofrezcan una solución juiciosa al departamento y al partido, o pasaremos de encorar el “Réquiem” a entonar el “De Profundis”, hasta que volvamos a tener candidatos carismáticos y avasalladores con quienes retomar el poder departamental, como lo fueron Luis Alfredo Ramos Botero y Juan Gómez Martínez y, eso, quién sabrá cuándo se vuelva a dar.

Si hemos de enterrar al partido, enterrémoslo bien enterrado porque, como dijera Nietzsche, “solo dónde hay tumbas hay resurrecciones”.

Tiro al aire: como sigan las cosas así, la única posibilidad de gobierno que le quedaría al grueso del conservatismo sería la elección de Luis Pérez Gutiérrez como alcalde de Medellín y en eso estamos. @franjagalvis

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Redacción Minuto30

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