Normalmente esta es la época con mayores riesgos para la salud y la integridad de las personas, lo cual obliga a tomar precauciones mínimas. Hoy está agravada por la presencia en fase de alta afectación de una pandemia por uno de los gérmenes virales más contagiosos conocidos. Por lo tanto, la alerta es mucho mayor en este fin de año y se debe insistir en tener un comportamiento impecable, so pena de padecer terribles consecuencias.

La gente que tiene posibilidades, en promedio siempre aumenta de peso en esta temporada. Es un incremento absolutamente nocivo, que implica un acúmulo excesivo de dañina grasa que tiene implicaciones directas en aumento del riesgo cardiovascular y de otros males degenerativos, incluyendo el cáncer. Para muchos lo que deja esta pausa de fiestas es un daño, tal vez irreversible, que afecta la calidad y la expectativa de vida. Las cosas pueden complicarse aún más si nos relajamos frente al riesgo de contagio por el coronavirus C19.

Es perentorio evaluar el comportamiento que se tendrá por Navidad y año nuevo. El tipo de supuesto goce y fiesta. ¿Hasta qué punto los festejos gastronómicos licenciosos y excesivos colmados hasta del pernicioso alcohol nos producen legítima alegría y satisfacción? Lo más probable es la pronta aparición de trastornos que arruinarían precozmente nuestra vida.

Dado que la gente trata de cambiar drásticamente sus hábitos alimenticios, es evidente que quiere darse licencias “una vez al año” apelando a menús altamente nocivos. En muchos, los esfuerzos de todo un año pueden desaparecer de un plumazo, con tan solo unos días con comidas grasas, hiper condimentadas, azucaradas y excesivas. Además de ingerir alcohol.

Es obligatorio al menos tener en cuenta algunas indicaciones básicas, para reducir los riesgos y disfrutar prudentemente de ciertos placeres gastronómicos navideños. Desde el punto de vista nutricional, donde hay alto riesgo de pecado en el fin de año, éstas son algunas recomendaciones saludables:

*No usar salsas aceitosas y ricas en grasas para acompañar los platos.

*Condimentar las comidas con hierbas (perejil, estragón, tomillo, laurel), especias aromáticas (canela, curry o azafrán) y preparar aliños con cebolla, ajo, limón y vinagre.

*Evitar asaduras, frituras y embutidos. Las carnes y los pescados deben guisarse con aromas y poco aceite.

*Usar poca sal y reducir la ingesta de productos con alto contenido de sodio (quesos añejos, carnes curadas y pescados ahumados). La sal favorece la retención de líquidos y es poderoso cáustico, en exceso en el sistema digestivo.

*Opcionalmente puede beberse un vaso de zumo de frutas sin azúcar (naranja, mandarina, limón o lima) antes de comer, ya que ayuda a reducir el apetito. Los jugos no son la norma, es preferible la fruta entera.

*Introducir muchas frutas y verduras crudas o cocidas. Además de aportar nutrientes esenciales para el organismo, aportan pocas calorías y dan sensación de saciedad.

*Si en los menús navideños no se puede prescindir de ingredientes muy grasos como salsas, se puede intentar utilizar productos bajos en calorías.

*Hay que tomarse tiempo para comer y masticar bien los alimentos. Una cena debe ser liviana dando tiempo a la digestión antes de acostarse.

*Al terminar de comer no es conveniente quedarse en la mesa. Es recomendable dar un buen paseo de al menos 15 minutos a paso moderado. Además de reducir la angustia y la ansiedad, caminar activa el metabolismo y ayuda a mantener los kilos a raya.

*Si no es posible eliminarlo, hay que limitar al máximo el consumo de alcohol en cualquier presentación, nunca sobrepasarse. Además del riesgo, cada gramo de alcohol representa más de siete kilocalorías que engordan el cuerpo con grasa pulpa que va directo a taponar las arterias con enorme riesgo de infarto, que puede ser mortal.

Pero además de todo ello, lo esencial es no dejar de moverse, la baja actividad física reduce el metabolismo y acumula mayores riesgos de una alimentación inadecuada. Luego, en el nuevo año el peso de la conciencia (y del cuerpo) será muy grande. Los lamentos y arrepentimientos llegarán, pero el daño ya puede estar hecho.

Fin de año y Navidad hay que compartirlo con “la prudencia que hace verdaderos sabios”, apelando a “la sapiencia suma del Dios soberano”.

Apostilla: Las reuniones sociales y familiares por estos tiempos desde lo sanitario, están proscritas. Toda celebración solo es viable entre las personas que comparten el hogar. Cero invitados y nada de asistir a lugares con personas que no se convive. El uso de la mascarilla y mantener la distancia son indispensables para evitar hacernos daño y hacerlo. La tragedia y la catástrofe acechan, es nuestra responsabilidad su control.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio