Con la presencia de las siluetas de Bernardo Jaramillo, Manuel Cepeda y Jaime Pardo, entre otras, tres sobrevivientes del exterminio del que fue objeto la Unión Patriótica, el partido político de izquierda señalado de ser la voz política de las Farc en los años 80, radicaron un proyecto de ley en reconocimiento a sus copartidarios y copartidarias asesinados.

Aida Avella, Jahel Quiroga y Gabriel Becerra, hoy congresistas del Pacto Histórico, presentaron en la plenaria del Senado la iniciativa que reconoce, como lo hizo la justicia nacional y la internacional, que la UP fue objeto de extermino y en consecuencia debería tenerse una fecha que conmemore el genocidio y les recuerde a los colombianos, que pensar distinto no puede ser objeto de estigmatización, desaparición ni exterminio.

De acuerdo con los registros oficiales y el análisis de la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, 5.733 militantes, activistas y simpatizantes del partido político fueron asesinados en medio de la violencia desatada en su contra, de las cuales 4.616 fueron víctimas de homicidio y 1.117 objeto de desaparición forzosa.

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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, y la Corte Interamericana de Justicia, han condenado en al menos 22 ocasiones al Estado Colombiano, como responsable de las violaciones de los derechos humanos de los miembros de la UP, entre los que se cuentan candidatos presidenciales, congresistas, diputados, concejales y líderes de acción comunal, perseguido, muertos o desaparecidos a lo largo de 20 años, desde el primer día de su existencia en 1984.

“En Colombia nadie merece morir por sus posiciones políticas y esta historia de horror no puede quedar en el olvido, las nuevas generaciones deben conocer lo que pasó en la política del país, en la que pensar distinto se convirtió en una sentencia de muerte”, aseguró la senadora Aida Avella, quien resultó ilesa en un atentado con lanza granada y debió permanecer varios años en el exilio resguardando su vida.

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Por su parte el representante a la Cámara Gabriel Becerra señaló que, “a pesar de la incredulidad de muchos y la precariedad de los aparatos judiciales, la batalla por la justicia y la verdad se ganó y hoy solo hace falta la justicia política para quienes ofrendaron su vida por la democracia colombiana y siguen firmes en su convicción de alcanzar la paz y la justicia social, sustentados en el ejemplo de las miles de víctimas que ofrendaron su vida por las ideas y el trabajo de la Unión Patriótica”.

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