Recuerdo, y tal vez nunca olvidaré, el 14 de septiembre de 1977 día del paro cívico nacional, en el cual la gente salió a protestar por las malas acciones del gobierno del presidente Alfonso López Michelsen. Mi padre siempre llegaba a casa con el periódico debajo del brazo, no había redes sociales ni teléfonos celulares, todo lo sabíamos por el periódico, fue por ese medio que nos enteramos del paro cívico nacional. Aún tengo en mi mente imágenes de esa protesta, ese día por las empinadas calles de uno de los barrios de la comuna nororiental, corría y saltaba con mis amigos viendo como la gente gritaba consignas, llevaba carteles y de forma enardecida gritaba “abajo el gobierno”, a mis doce añitos yo no entendía que pasaba, solo fui un espectador más.

Ya en la universidad estudiando la historia de mi país, entendí que ese día del paro cívico nacional salieron a las calles miles de jóvenes enfurecidos buscando desfogar sus rabias acumuladas, rabias revertidas en saqueos y ataques a edificios públicos y privados. La protesta en mención se desató debido a que el gobierno decretó la emergencia económica que le permitiera eliminar subsidios, incrementar las tarifas de los servicios públicos, impulsar una reforma tributaria, entre otras medidas más, obvio, la inflación subió, el desempleo se disparó y el hambre se generalizó. “El mandato claro”, como lo bautizó el gobierno, la gente empezó a llamarlo “el mandato caro”.

Acerca de las protestas sociales sería bueno recordar y analizar, óigase bien, analizar las causas y las consecuencias de cada una de ellas, “el mayo francés” (1968), “la primavera árabe” (enero de 2011), y las marchas en Venezuela fueron diferentes, acéptese o no, cada una de ellas tuvo diferentes motivaciones. Hoy, las marchas en Hong Kong enfrentan una gran crisis política particular, Chile saca a las calles una acumulación de odios en contra de una clase dirigente, Bolivia estaba cansada de los fraudes electorales y los abusos de poder, y, así sucesivamente…  Debe saberse que la gente tiene todo el derecho a protestar y, no por eso debe ser estigmatizada o insultada por los contrarios, no olvidemos que otrora Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela y otros destacados líderes sociales también protestaron contra gobiernos inequitativos. Después de leer y analizar todo lo anterior nos podríamos preguntar, ¿por qué la gente sigue protestando? ¿Todo sigue mal, nada ha cambiado?

Algo claro es que, en América Latina ante la agonía de la democracia está naciendo un populismo oportunista y arribista que busca, desde la izquierda o la derecha mal leídas, convertirse en el salvador. Desde hace muchos años he escuchado por todos lados la palabra equidad, muy de moda en discursos populistas y programas de gobierno, pero, al parecer se quedó en eso, en letra muerta, cómo negar que los ciudadanos no soportan más cargas de impuestos y reformas que afecten la seguridad de ellos y sus familias.  Hace pocos días un estudiante, en la cafetería de la universidad, me preguntó, “¿si el Estado hoy no da nada a los ciudadanos porque todo está privatizado, entonces para qué pagamos impuestos, qué nos cobra el Estado si no tenemos tan siquiera seguridad…?”. Terminamos hablando de neoliberalismo, corrupción, inmoralidad política y otras cosas más que afectan siempre a los menos favorecidos.

Como ciudadano colombiano quiero llamar la atención frente a tantos comentarios falsos, ataques y groserías que se están generando en las redes sociales para satanizar la protesta, protestar es un derecho, Mafalda protesta porque no le gusta la sopa y eso es válido, cada quién puede protestar, el hijo puede protestarle a sus padres, la esposa a su cónyuge, los estudiantes a sus profesores, eso sí, toda protesta debe hacerse bajo las normas del respeto y sin violencia.  La protesta nunca debe satanizarse y menos prohibirse o cohibirse, tampoco perseguir o maltratar a quienes protestan, quienes lo hacen es porque ven o perciben que las cosas no están bien y seguramente han reclamado sus derechos por otros medios, y, no han sido escuchados. Protestar es legal, pero con respeto y altura.

Para terminar, quiero recordar una época donde la protesta se hizo con música, no con palabras vulgares, insultos o imágenes desagradables como lo hacen hoy por las redes sociales, sino con cantos, cantos revestidos de poesía, una prosa elegante y versos exquisitos.  Mercedes Sosa, Violeta Parra, Piero, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Facundo Cabral, y otros más, denunciaron cantando sin grosería ni ordinariez, su mensaje era decir lo que en otros círculos sociales nadie decía pero sabía. Preocupante y preocupado, así estoy.

Coda: Que ingenuos aquellos que se pelean, por las redes sociales, alegando ser de izquierda o de derecha, olvidan los ilusos que la corrupción es ambidiestra.

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Redacción Minuto30

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