“Todo está muy bonito, pero muy caro”, las palabras de la señora Rosalba Cuéllar, una ama de casa que acostumbra hacer mercado en la plaza de Paloquemao en Bogotá resumen las expectativas y el desconsuelo con que se encuentran los colombianos, después de conocer que la inflación del año pasado llegó a 13,12 por ciento.

Esto parece corroborarse con lo que asegura don Rafael, quien señala que la carestía de la comida no es de ahora y por el contrario hace memoria de los últimos 12 meses: “Desde hace más de un año ya están los precios muy altos y han seguido subiendo. La carestía se ha sentido más en las carnes, en la papa, el arroz ha subido bastante. La carne, más que todo”
Con algo de resignación Virginia, acompañada a la plaza por su hija, asegura que hay precios que se le antojan increíbles de creer y al igual que doña Estella no ve más opción que seguir adelante, porque “toca comer”.

“Siempre ha subido un poco, bastante, bastante, lo que pasa es que aquí el mercado es realmente muy bueno, fresco, uno paga calidad aquí, todo ha subido la gasolina, las carnes están costosísimas también, han subido muchísimo, lácteos también, los huevos, yo no puedo creer que a estas alturas una canasta de huevos cueste 22 mil pesos y que de ahí no baje”, son los comentarios de Virginia, mientras Estella más despreocupada señala que “todavía no he preguntado el precio y ya estoy empacando, usted sabe que ahorita todo es caro, pero hay que seguir adelante”.

Los comerciantes también tienen su opinión y no dudan en señalar los productos que están a precios asequibles como la arveja, que según don Álvaro Camargo es “económica, 6.000 la libra, el tomate chonto si bajó y la habichuela, la yuca también bajó un poquito, de resto todo si está muy costoso. Lo más caro la cebolla cabezona, el plátano, la yuca”, pero al mismo tiempo da su explicación de por qué la comida está carda y asegura que es por “falta de producción, falta que los campesinos produzcan más”.

También nos encontramos con quienes en medio de la recomendación y hasta el regaño, dicen a dónde hay que ir a hacer mercado, como Leonardo: “Uno tiene que ir a las partes donde le sale más económicamente, también es cierto que al campesino es a quien le dan en la cabeza, porque hay que tener en cuenta que, al campesino, donde está el producto, le compran bien barato y los comerciantes aquí le suben el porcentaje para tener mayor utilidad”.

Relativamente está igual que el año pasado, aún no se sienten los precios, pero hay muy buen surtido, señala don Carlos, mientras que otros entre chiste y gracejo, aseguran que “Dios proveerá”.

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