Las elecciones del pasado 27 de mayo, dejaron un precedente importante en la historia colombiana, los jóvenes se pronunciaron y marcaron la pauta de una nueva forma de hacer política, una que se concebía como utópica.

El primer diagnóstico de los resultados de la primera vuelta presidencial indudablemente fue haber vencido a las maquinarias y la política tradicional. También que en Colombia hay un gran número de ciudadanos que se declaran de centro y que quieren ver un cambio encaminado hacia esa visión de país. Y el último análisis obligado en la pasada jornada electoral, sin lugar a duda fue la participación masiva de ciudadanos que atendieron a su cita en las urnas y contribuyeron en la baja de los índices de abstención, en especial en ciudades como Bogotá.

Sin embargo, me gustaría añadir un ingrediente decisivo que hizo posible en gran medida los resultados obtenidos el 27 de mayo de este año, el rol de los jóvenes. Acostumbrados a que la democracia era cosa de adultos, en la última década los jóvenes han venido empoderándose de ella y de sus causas cada vez con mayor rigor.

Participación que celebro y promuevo sin descanso, porque gracias a la convicción y activismo de los jóvenes de todas las corrientes ideológicas, hoy en Colombia es posible hablar de un cambio, de una política diferente, de renovación.

Los jóvenes son el todo de un país, en especial de uno como Colombia, representan a la mayoría de la población y es en su liderazgo ciudadano donde se efectuarán los verdaderos cambios. La historia da muestra de ello, fue gracias a un movimiento estudiantil de jóvenes que se pudo llegar a la 7ma papeleta y hacer realidad la constituyente del 91, fue gracias a los jóvenes los que lograron movilizar la llamada ola verde en el 2010. Es gracias a los jóvenes que se da inicio a la ruptura del ciclo vicioso de las maquinarias, para darle paso al voto de opinión especialmente en las grandes urbes, como quedó demostrado con el comportamiento de los votantes que apoyaban a Sergio Fajardo, cuyo electorado se encuentra principalmente en las universidades.

La esperanza existe mientras exista una generación responsable, crítica y activa. Una generación que le apueste al país y que no sea indiferente a sus realidades y problemas, porque lo queramos o no, lo que pasa en Colombia siempre tendrá un efecto en nuestras vidas y depende de nosotros construir un país próspero con oportunidades para todos.

Los jóvenes somos el motor de la sociedad, de la economía, de la democracia, apostémosle al país para que el Estado le apueste a ese 73% de la población menor de 45 años que quiere progresar en el país más maravilloso del mundo, Colombia.

El próximo 17 de junio votemos a conciencia y sigamos siendo activistas de nuestras causas con rigor y profundo amor patrio.

@aleramirezpov

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Redacción Minuto30

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