Para nadie es un secreto que el populismo- en su máxima expresión- se tomó a Santa Marta y al Magdalena. Situación que genera una preocupación mayúscula, dado que, las tierras fértiles deben ser gobernadas por líderes probos, científicos, y estructurados que tengan los pies sobre la tierra, pues esa es la condición sine qua non para administrar un municipio o departamento.

Los mandatarios locales y regionales deben ser plenamente conscientes de las condiciones sociales, económicas, y, geopolíticas del territorio que están gobernando. Cosa que no ocurre en Santa Marta porque la alcaldesa anuncia un convenio con la dictadura cubana dizque para educación y deporte. ¡Tamaña locura!

Es cierto que los alcaldes y gobernadores son autónomos para ejecutar su plan de gobierno, aunque tampoco es menos cierto que existen unos límites en el Derecho Internacional, los cuales prevalecen ante la voluntad caprichosa de los mandatarios regionales.

En este sentido, por disposición expresa de la Constitución de 1991, únicamente el Gobierno Nacional- en cabeza del presidente y de la cancillería- está facultado para celebrar convenios con los demás Estados.

El asunto es de orden nacional y, por ende, le compete al Gobierno central. Bien sabemos que, en el evento de llevarse a cabo el convenio anunciado por Virna Johnson el mismo carecería de validez, si no es previamente avalado y firmado por el presidente de la república. Situación que, esperamos no ocurra. En términos simples, carecería de validez el acto propuesto por Johnson.

Luego, lo que nos llama la atención es el hiperbólico exabrupto de la tristemente célebre alcaldesa de Santa Marta, toda vez que no comprendemos cuál es la utilidad de llevar a cabo un convenio en materia deportiva con Cuba. Peor aún, nos parece una broma de pésimo gusto que pretendan hacer lo mismo en materia educativa. Pareciere un anuncio para el día de los inocentes.

Semejante disparate nos merece decir lo siguiente: en primer término, acá en Colombia contamos con entrenadores deportivos de las más altas calidades técnicas y físicas- reconocidos nacional e internacionalmente- para no tener que ir a buscar a otro lado lo que, de lejos, no necesitamos.

En segundo término, ¿Quién es tan bruto para considerar que los profesores cubanos (adoctrinados y sometidos hasta los tuétanos por una vulgar dictadura) pueden aportarle algo positivo a nuestros jóvenes? ¿A quién en sus cabales se le ocurre proponer algo así?

Tenemos certeza de que la educación cubana es nefanda. Y así lo es por estar ideologizada según los parámetros malignos del régimen de la miseria. Allá desconocen qué es el emprendimiento, qué es el crecimiento económico, qué es la libre empresa, el libre mercado, la libre competencia, la inversión privada, y la expansión de la política social; postulados básicos- aun cuando no suficientes- para que un Estado prospere.

¿Comprenden la inconveniencia de traer tales ‘maestros’ a Colombia? ¿Qué podrían enseñarles a nuestros jóvenes, que no les enseñen los profesores colombianos? Ello teniendo en cuenta que en nuestro país también presenciamos algún adoctrinamiento por parte de algunos miembros de Fecode; ahora imagínense cómo fuera con una sarta de docentes cubanos que avalan en sus cátedras a ese régimen totalitario y asesino. ¡Nada tenemos que aprender de la dictadura cubana, empero, el deber es mantenerlo al margen hasta que sea derrocado!

Nos duele decirlo, pero debemos hacerlo: en Santa Marta y en el Magdalena padecemos a dos mandatarios que le hacen eco al socialismo fracasado del siglo XXI. Si Fidel estuviese vivo, ténganlo por seguro que haría puja para llevar a cabo el “convenio” de Virna Johnson. Ese bandido siempre anheló meterse a Colombia.

¡Qué vergüenza que nuestros mandatarios locales legitimen con sus propuestas a un régimen genocida!

@JuanDaEscobarC

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Redacción Minuto30

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