En medio de los preparativos para la posesión de Juan Manuel Santos Calderón, ya se notaba el cambio de discurso frente a las relaciones bilaterales con los vecinos, vimos a una futura canciller con la preparación y conocimiento para tener un dialogo diplomático con sus futuros homólogos, lejos de las confrontaciones a la que fuimos sometidos solo por discrepancias personales y de tipo visceral del entonces presidente Álvaro Uribe con los presidentes de Venezuela y Ecuador.

Por Francisco Eversley T.

Ángela Olguín, en ese momento no en su cargo oficial, utilizo la diplomacia y no la de “micrófono” para lograr que el presidente de Ecuador Rafael Correa estuviera en la ceremonia de posesión de Santos y que el Canciller de Venezuela también. El discurso del recién juramentando presidente de Colombia no puedo ser otro que respetuoso y no confrontacionista con sus vecinos… después del 7 de agosto de 2010 por lo menos en relaciones internacionales hubo una ruptura con el anterior gobierno, y así se ha mantenido, una muestra es el restablecimiento pleno de las relaciones bilaterales con ecuador, los cuales se protocolizaron con la visita oficial del presidente Santos.

De todos esos sucesos muy mal manejados por supuesto por el Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Uribe, nos deja una enseñanza de la cual el estado colombiano debe comenzar a tomar atenta nota, y es la necesidad de contar con una política de estado en otros términos una Política Exterior, es decir, se necesita una política del orden internacional, lo que implica un esfuerzo por profesionalizar la carrera diplomática, que el mayor número de embajadores sean profesionales de la diplomacia, preparados para esta tarea, y no que tome como un cumplimiento de favores para mandar a los amigos a vivir al extranjero y colocar a un cachaco “pisco”, presentador de televisión como embajador (por citar un ejemplo).

Por lo tanto se debe  ampliar el número de cupos para la escuela de San Carlos y establecer que los profesionales de las Relaciones Internacionales encuentren su nicho en este sistema de gobierno para ofrecer sus servicios, el país no puede  cambiar de “estados de ánimo” frente a los otros países cada vez que hay un cambio de gobierno, si se quiere contar con un estado moderno y que tenga reconocimiento en el orden internacional, la Cancillería tiene que profesionalizarse.

Si Juan Manuel Santos quiere pasar a la historia como el presidente que quiso manejar un liderazgo en Americalatina sus embajadores tienen que ser de los mejores, con conocimiento pleno de la diplomacia y las relaciones internacionales, de manejo de crisis,  que sean interlocutores válidos ante los gobiernos.

Se debe marcar una pauta lejos de las premisas “réspice polúm” o “réspice simila” cuando queremos acercarnos a la estrella del norte o cuando nos acercarnos a nuestros semejantes, ya que en política exterior se necesita de todos los gobiernos, ampliar el espectro, lograr conquistar aliados y tener comunicación constante con el vecindario conservando buenas relaciones sin importar la ideología, ese es el arte del buen gobierno.

Hay que comenzar a construir a corto y mediano plazo la política de estado si queremos tener liderazgo, ganar confianza y ser quienes lideremos la integración Latinoamericana y del Caribe, existe un documento para comenzar el trabajo: el informe final de la Misión de Política Exterior Colombiana, de abril de 2010, en donde expertos dan las pautas de como construir la Política Exterior, inexistente en nuestro estado.

Aprender de los errores y recomponer el camino es necesario, pero cimentar las bases para una política de estado en temas como las relaciones internacionales es de vital importancia para así no depender del simple estado de ánimo de los gobernantes de turno… es su tarea Juan Manuel Santos. @feversley

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Redacción Minuto30

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