En un litigio entre un campesino y un citadino, el campesino le preguntó a su abogado: ¿Puedo mandarle al juez una gallinita? El abogado le dijo: Imposible ese juez es muy probo y nos condena. Ganaron el juicio y el campesino a la salida del juzgado le dijo: Al fin y al cabo le envié la gallinita al juez. ¡Como así!, dijo el abogado. Sí pero a nombre de la contraparte respondió el campesino.

¿Habría probidad en el fallo o no? Personalmente creo ese fallo puede ser discutible puesto que las motivaciones del mismo pueden estar arraigadas en la gallinita: ya sea porque quería más gallinas o, porque el juez se sintió ofendido ante esa afrenta o, en verdad el campesino tenía razón y se falló en justicia.

“Corte suprema llama a juicio a Zulema Jattin por parapolítica”, “Capturan a magistrado del tribunal supremo de Cúcuta”, Dos titulares, uno enseguida del otro, en la versión digital de un medio antioqueño, que erizaría la piel de la llamada a juicio y calienta los ánimos de los ciudadanos cuando ven que quienes los juzgan son banales y corruptos.

Quien ahora enfrente un proceso ante la justicia en Colombia y viendo el comportamiento banal y proclive al cohecho de magistrados y jueces en cualquier instancia, se verá en la disyuntiva de pagar por el fallo o, muy seguramente perder su libertad o el litigio en cuestión si decide apegarse a la ley actuando limpiamente en sus pretensiones.
Por lo que indican los últimos acontecimientos creo que ni con el gallinero entero se libraría el campesino o ganaría la contraparte.

Ahora Maquiavelo está en su salsa y su frase: “Piensa mal y acertarás”, es el paradigma que debe tener en cuenta cualquier colombiano que se enfrente a una investigación por parte de la fiscalía, una situación en donde la policía o los agentes de tránsito intervengan, una investigación de los organismos de control o la DIAN, una gestión ante cualquier entidad pública o privada y en fin ante cualquier hecho o circunstancia en donde se requiera la actividad de un tercero.

“Yo le colaboro” es una frase que se volvió costumbre en todo el país, a pesar de que el sueldo de cualquier funcionario público o privado, se paga para que cumpla con su deber y en nada tiene que ver con la buena voluntad que demuestre o lo que se supone es colaborar. Detrás de esa frase hay un mensaje de solicitud de una muestra de agradecimiento hacia quien cumpliendo con su deber, realiza el trabajo por el que se le paga. A nadie se le contrata para hacer favores.

El tenor moral está por el suelo y “el vivo vive del bobo y el bobo de su trabajo” se convirtió en la norma para muchos colombianos y ante eso cabe preguntarnos: ¿el salario que se paga en Colombia no es suficiente y somos los usuarios o clientes quienes debemos completarlo por medio de las propinas, coimas o el engrase?, ¿Las ambiciones de nuestros compatriotas son superiores a las que pueden materializar y cumplir con su preparación e idoneidad? El hecho es que el dinero fácil es el principio rector de muchos profesionales cuyos principios éticos se ciñen a conseguir plata como sea.

Los magistrados dentro de su frágil concepto de moralidad le estaban colaborando al abogado y/o al reo al declararlo inocente o archivando su proceso, dependiendo del monto del agradecimiento. Vaya uno a saber pero el hecho es que la justicia es una bien que se subasta al mejor postor. Aunque aquí ya hay subastas con un solo postor.

El costo de la libertad en Colombia es altísimo si alguien con poder se convierte en tu enemigo. Ese alguien pagará para que te encarcelen y tú pierdes la libertad o empeñas tu vida para conservarla.

Postre: Aquí cabe el cuento de una pareja que se divorció y contaban que después del divorcio quedaron en la inopia. Al preguntarles sobre en donde había quedado su fortuna respondieron: en manos de los abogados.

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Redacción Minuto30

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