Edgar Artunduaga

Quién se iba a imaginar que el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, se convertiría como por obra de magia en todo un promotor taurino, ancestral arte de la península ibérica que le produce náuseas y migrañas.

Edgar Artunduaga

Edgar Artunduaga

Por la mente de nadie pasó que el más anti-taurino de todos los alcaldes de Colombia se constituyera, sin proponérselo, en el gran benefactor de dos de las más importantes temporadas taurinas del país.

En efecto, el cierre de La Santamaría, de Bogotá, decretado por Petro sin pedirle permiso a nadie, forzó a la afición pudiente (aquella que no necesita auxilios de marcha)  a buscar la fiesta brava en otras ciudades en las que creció como espuma cervecera el movimiento de taquillas.

Unos taurófilos bogotanos se desplazaron en barra a Manizales, al despuntar el nuevo año, atraídos por los buenos carteles, la tradición taurina de la ciudad de las ferias y el privilegio de poder presenciar en una misma semana las corridas que verían en seis domingos, en el clausurado circo vecino de La Perseverancia, barrio del que se decía en los tiempos de las “chicherías” que se subía a pie y se bajaba en ambulancia.

A los desplazados por Petro les fue de maravilla en la hospitalaria capital caldense. Así lo hicieron saber en enormes pancartas que exhibieron en los atestados tendidos de sol y sombra, en los que además se testimonió el SI por el procurador Ordóñez, partidario del arte de Cúchares, y el NO por el alcalde Petro.

La historia comienza a repetirse ahora en Medellín, en cuya plaza La Macarena, se abrió el sábado último la temporada correspondiente al 2013 (que irá hasta el 16 de febrero)  con unos carteles similares a los de Manizales, encabezados por el notable rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza  y  torero de a pie Julián López Escobar, El Juli.

Para Víctor Andrés Álvarez, corresponsal de El Tiempo en  la Bella Villa, el cierre de La Santamaría resultó ser la salvación económica para los organizadores de la temporada de La Macarena porque la mitad de las entradas vendidas para las dos corridas más atractivas fueron compradas en Bogotá, lo que hará que se desplacen a la urbe paisa más de cuatro mil aficionados.

El director comercial del circo taurino antioqueño, Juan José Arias, dijo: “Es muy triste decir que el cierre de la Santamaría es una oportunidad de ganar para nosotros, pero sin lugar nos genera más público en los tendidos”.

Cada uno de los cinco desplazamientos sabatinos, de Bogotá a Medellín, por culpa de Petro, le cuestan al aficionado $400.000 de su cuenta de ahorros por estos conceptos: tiquetes aéreos, hotel y boleta.

Los aficionados a la fiesta brava juzgan que los electores bogotanos se equivocaron de Petro en el 2011. Si querían un alcalde para la gran metrópoli con ese apellido y costeño oriundo de Córdoba, por más señas, debieron haber  optado por Noel Petro, el torero-cantor, también conocido como “El burro mocho”, quien fue novio de Claudia de Colombia cuando la joven cantante aficionada era modesta secretaria de El Espectador y se llamaba, en su cédula, simplemente, Gladis Caldas.

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Redacción Minuto30

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