Los medios de comunicación cumplen una labor muy importante en la medida que fiscalizan muchas de las cosas que tienen relación con la administración pública: por ellos se han dado a conocer casos de corrupción, unos más escandalosos que otros; han denunciado y dejado al descubierto conductas inadmisibles en políticos y servidores públicos, que los han llevado a la renuncia y a posteriores investigaciones y sanciones; cuando lo hacen con responsabilidad, cumplen la muy encomiable tarea de mantener informado a un país de lo que sucede en el mundo entero; han impedido que personas que no tienen credenciales de ningún tipo accedan a cargos públicos de importancia; por ellos supimos lo que pasó en la campaña de Samper a la presidencia; conocimos de los falsos positivos, en síntesis, son necesarios para que una democracia funcione más o menos bien.

En esta tarea se cometen errores, comprensibles si se tiene en cuenta que ninguna actividad humana está exenta de ellos, pero en ocasiones se actúa con un conocimiento tal de lo que se hace, que no hay lugar a dudas que lo que se quiere es hacer daño y penetrar en la privacidad de las personas, algo imperdonable e inadmisible.

Muchos se ha hablado en los últimos días de la captura del ex fiscal anticorrupción, Luis Gustavo Moreno, hechos de sobra conocidos por la opinión pública gracias a los medios de comunicación, situación que puede resumirse en que si lo encuentran culpable de lo que ya se sabe y de algún otro delito, que lo condenen y punto. Pero en esta tarea se ha llegado a extremos inconcebibles y se han averiguado asuntos muy privados de Moreno, como dónde o con quién vivía hace unos años y cuestionado absolutamente todos los logros personales y profesionales adquiridos a lo largo de unos pocos años. Lo hecho como funcionario público interesa a la opinión pública; lo de su vida privada, en lo absoluto.

Pero la gota que rebosó la copa de los medios de comunicación en el caso de Moreno es haber sacado a relucir que estaba casado con una mujer que fue investigada por el delito de narcotráfico.

Resulta que dicha dama, algún día que viajaba a París, donde vivía y estudiaba un MBA en administración, en el aeropuerto El Dorado, en un bolso le detectaron una sustancia que arrojó positivo para cocaína, el caso la asumió Moreno, que en esa época era litigante y la defendida todavía no era su esposa, el asunto es que a la muchacha la absolvieron, se ha ridiculizado mucho el hecho de que el bolso dizque era de la abuela de la procesada, pero según se demostró en el proceso, se trató de un encargo enviado por ésta con su sobrina a una amiga suya en Francia.

Dicen los medios de comunicación, sí, los medios, que hasta el fiscal que llevaba la investigación le pidió al juez que la absolviera porque había muchas dudas, a lo que el juez accedió. Qué necesidad había de sacar a relucir que el ex fiscal se casó con una mujer que había sido investigada penalmente? Qué necesidad había de entregársela a la opinión pública, siempre morbosa y deseosa de juzgar a todo el que se atraviese, cual persona indefensa arrojada a las fieras para que la despedacen en un santiamén? Se dan cuenta del daño que le han hecho a esa familia? Debe saber la hija que tienen, de cinco años, que su mamá fue investigada? Que Moreno es el culpable dirán, sí, de sus hechos, pero su familia no debe ser sometida al escarnio público.

Todo en la vida debe tener un límite y muchos periodistas no tienen ninguno, el caso es desprestigiar y acabar con las honras de quienes ellos juzguen deben ser destinatarios de su falta de escrúpulos.

Para ellos el solo hecho de haber sido investigado es un delito, para ellos no vale la absolución; cuando se absuelve, quién sabe qué pasaría, poniendo en duda la decisión de los jueces; cuando se condena, al procesado se le respetaron todas las garantías y el proceso fue correctamente llevado, esta es la lógica de muchos periodistas.

Recuerden el hecho falso en el que estuvo involucrado el general Rodolfo Palomino, en el que la inefable Vicky Dávila lo graduó de gay y de jefe de una organización homosexual al interior de la policía, la cual fue rotulada por los mismos medios “Comunidad del anillo”, todo porque según ella había unos miembros de la policía que la hostigaban y la asediaban; a los pocos días el entonces fiscal encargado, Jorge Fernando Perdomo, dijo que tal comunidad nunca existió, la periodista no se retractó, y así lo hubiera hecho ya el daño estaba.

Y los medios exigen purgas en todo lado cuando surge un escándalo, pero ellos no las hacen; la señora Dávila, hoy dirige, en el sistema La W Radio, un programa en la franja de 12 del mediodía a 2 de la tarde, el que por supuesto no escucho.

Al alcalde quién lo ronda? Pues es la misma opinión pública, la que está exenta de prejuicios y no traga entero, la encargada de hacerle seguimiento y juicio a todo lo que le informan.

Muy amigos de ver la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio.

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Redacción Minuto30

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