La paz, la seguridad y la convivencia en el deporte, especialmente en el futbol, es otra bandera que lidera el gobierno del presidente Iván Duque.

Nuestro fútbol colombiano, es un regalo hermoso e histórico que se arraigó en Colombia en 1892, por iniciativa del entonces director de la Escuela Militar, el Coronel Estadounidense Henry Rown Lemly, desde su llegada de los Estados Unidos. Fue él, quien lo popularizó y “estableció para su práctica un reglamento de acuerdo con el que regía el deporte del football en Inglaterra”. Hoy, es claro que nuestro fútbol está cargado de pasión, de historia, de momentos gloriosos y de oportunidades laborales para miles de compatriotas.

Como todo deporte masivo, está animado por miles de hinchas, buenos y generosos en su mayoría, que celebran con regocijo, y muchas veces en familia, los triunfos de la divisa de sus amores. Pero, como el amor une, modernamente cuenta con numerosas barras para expresar, como un solo corazón, el amor por esos colores; valga decir, El Verde, El Rojo, El Azul, El Naranja, El Vinotinto, El Blanco Blanco; o por sus referentes: El Leopardo, Los Leones, Las Águilas Doradas, entre otros.

Como en muchas cosas de la vida, la discordia, las pasiones desbocadas o las incomprensiones sin el tratamiento adecuado, derivan en desencuentros, hostilidades, actitudes de intolerancia y hasta de violencia innecesaria, como lo es toda violencia. Es lo que venía ocurriendo de un tiempo cercano a hoy, con nuestras queridas instituciones, Deportivo Independiente Medellín, el Rojo de Antioquia, y el Deportivo Cali, la insignia verde de la Sultana del Valle.

Como Alto Comisionado para la Paz, como exjugador de fútbol, como aficionado y dirigente del fútbol, lamentaba el que estas dos hinchadas, específicamente algunas de sus barras, se encontraran en discordia, y por ello me di a la tarea de liderar una mesa de trabajo con delegados del Ministerio del Interior, así como con los representantes de las barras rojas y verdes en discordia, hasta lograr la firma de un pacto de no agresión y convivencia, el pasado 31 de marzo, en la ciudad de Pereira.

El acuerdo de entendimiento, se dio luego del análisis de hechos como el aumento de actividades hostiles relacionadas con el robo de banderas, provocaciones en redes sociales, enfrentamientos en carreteras y en los estadios de Medellín y Palmira (Valle del Cauca), respectivamente. Esa seguridad y esa convivencia, lograda con el “Pacto de Pereira”, impregnan de valores a toda la sociedad colombiana y a toda la sociedad del deporte. ¡Esta es otra bandera, que lidera el gobierno del presidente Iván Duque Márquez!

Este Pacto de no agresión, se firmó bajo tres componentes transversales: uno, el perdón; dos, el reconocimiento del otro; y tres, el respeto. Estas líneas permitirán avanzar en caminos de construcción de una paz generalizada y colectiva, no solo entre estas dos hinchadas, sino entre todas las que apoyan y acompañan a los clubes del fútbol profesional colombiano. Sin duda alguna, este Pacto es un paso importante, previo a la reunión de la Comisión Nacional para la Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol, que preside el Ministerio del Interior y la Secretaría Técnica del Ministerio del Deporte, que se realizará el próximo 12 de abril de 2022. Esta instancia es bastante importante, toda vez que la conforman ocho instituciones, entre públicas y privadas, para abordar temas relacionados con el espectáculo del fútbol.

Este Gobierno, reconoce el esmero, la entrega y el compromiso con el Plan Decenal del Fútbol, el Estatuto del Aficionado al Fútbol en Colombia y demás acciones encaminadas a la convivencia y seguridad dentro y fuera de los estadios, a través de este Pacto entre dos hinchadas, que trabajan con la responsabilidad social que tiene al deporte como un fenómeno social que transforma realidades.

El pasado jueves 31 de marzo, desde una ciudad intermedia de Colombia, hemos logrado firmar un pacto de no agresión, entre algunos sectores de las hinchadas que pertenecen al deportivo Cali y al Deportivo Independiente Medellín; esa seguridad, esa convivencia, que impregna de valores a toda la sociedad futbolera, es la prueba de que la paz, como lo dice el artículo 22 de la Constitución Política de Colombia, “es un derecho y un deber” de todos, que estamos dispuestos a lograr.

Es con hechos como se manifiesta el gobierno del Presidente Iván Duque, y es Del Escritorio al Territorio, como llevamos la paz; ¡en este caso, al futbol colombiano!

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Redacción Minuto30

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