La semana pasada en Paraguay 25 senadores simpatizantes del oficialismo aprobaron una enmienda constitucional que daba paso a la reelección presidencial. En Venezuela ocurrió un “impasse” entre el Tribunal Supremo de Justicia y la Fiscalía, en el cual se le habrían quitado las facultades a la Asamblea Nacional para cumplir con su función pública, legislar. En Ecuador estaban en plena jornada electoral, los ecuatorianos decidirían el futuro del país entre Lenín Moreno candidato oficialista y Guillermo Lasso quien sería la cara del cambio, contra todo pronóstico el Consejo Nacional Electoral de este país proclamó como ganador a Moreno. En Colombia marcharon en contra de las malas decisiones del actual presidente, el plebiscito, la economía, la corrupción, la mermelada…

El poder ¿para qué?, para tener más poder, para someter, esa ha sido la respuesta de muchos dirigentes latinoamericanos, la representación de una izquierda lamentable y en decadencia, han borrado los principios y valores que caracterizan las democracias.

De la enfermedad y los males ya se ha hablado suficiente, la cura son las personas, los ciudadanos que no pueden seguir soportando la opresión ni la suplantación en nombre de la “paz”, o en nombre de la “revolución” o de cualquier otra excusa que a los ilustres dirigentes que tienen por presidentes se les ocurra.

Las bancadas oficialistas en Paraguay con esa enmienda constitucional quieren perpetrarse en el poder siguiendo el ejemplo de sus vecinos y copartidarios, en Venezuela no hubo ningún “impasse” las cosas hay que llamarlas por su nombre, un autogolpe de Estado un golpe a la democracia y el peor y más grande a los venezolanos, un golpe frustrado. El caso de Ecuador me recordó las pasadas elecciones del 2015 en Colombia, cuando en la costa caribe se fue la luz en pleno conteo de votos, por arte de magia las tendencias y las proyecciones cambiaron los resultados de esta región, en Ecuador no se fue la luz pero sí tuvieron problemas técnicos con la página web del Consejo Nacional Electoral ¿casualidad?

El poder es de los ciudadanos, no de los dirigentes que se enloquecen por él una vez lo tienen. Han querido desmeritar una y otra vez las manifestaciones masivas pacíficas, que reclaman el respeto de la democracia y con ella la división real de los poderes públicos del Estado.

El 1 de abril marcharon antiuribistas y uribistas en Colombia, el descontento ciudadano difícilmente lo van a poder ocultar después del número de personas que salieron en todas las regiones del país, en Paraguay los ciudadanos en contra de las dictaduras también alzaron su voz de protesta, en Venezuela hasta el día de hoy se siguen movilizando para terminar de una vez por todas con la tiranía del régimen, en Ecuador las marchas y manifestaciones son para recuperar las elecciones que les robaron.

Todas y cada una de esas movilizaciones son la esperanza para la reivindicación democrática, son más los que quieren el cambio, son más voces las que se tienen que seguir uniendo hasta ser escuchadas y cambiar la cara de un continente que no aguanta una dictadura más en su historia. @bonnie_arp

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Redacción Minuto30

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