¡Pa´antier es muy tarde!

Estamos dormidos esperando las elecciones del 2018 para democráticamente, intentar cambiar el rumbo de un país que engañado permitió la permanencia de un anti demócrata, en el primer cargo público propiciando con esto la entronización de un nuevo orden representado en el imperio del narcoterrorismo, como una manera de gobierno, extendida desde el vecino país y patrocinada o mejor inspirada por Cuba que ahora funge como el nuevo imperio del tercer mundo para sumirnos, si nos descuidamos, en el cuarto mundo en donde la pobreza del pueblo es la mejor manera de mantener en el poder a esos dictadores que se enriquecen descaradamente con los recursos públicos.

Son hechos incuestionables el accionar desafiante de los narcoteroristas que ahora se pasean por nuestras ciudades con ínfulas de personajes de leyenda tipo Robin Hood, como si en verdad hubiesen realizado una lucha ideológica en vez de la estructuración de un negocio de narcotráfico extorsivo, secuestrador, torturador y perverso para apoderarse del poder y extender la miseria por gran parte del territorio americano.

Entran al recinto del congreso armados y sin autorización, ingresan a las universidades a expandir postulados caducos y mentirosos sobre las bondades de la estatización y la dictadura del proletariado, participan como expertos en foros y actos organizados por sus mecenas de siempre que actuaron en la sombra y hoy se sienten seguros de salir de allí, para manifestar su apoyo a esta debacle institucional.

Inciden en las elecciones de magistrados y logran con amenazas imponer a sus candidatos. Me origina suspicacia la visita de esos dos delincuentes al congreso en vísperas de la elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional que según dice un corrupto, era condición exigida por el narcoterrorismo para no levantarse de la mesa.

Tengo entendido que las negociaciones concluyeron a no ser que, a espaldas del pueblo colombiano, se sigan armando trampas y se estén organizando las cosas para impedir que la voluntad popular expresada en octubre del año anterior, se plasme en las elecciones del 2018. Esa mesa es desconocida por los colombianos y por ende no entendemos esa afirmación de levantarse de algo inexistente para nosotros.

El ejército se tiene que cuidar y no acercarse a las zonas veredales que ahora son republiquetas independientes para el asentamiento de los delincuentes y si por alguna circunstancia cometen un error de ubicación, corren el riesgo de un ataque por parte del narcoterrorismo como sucedió en días recientes.

Están haciendo política armada y amenazante con el beneplácito del gobierno y defendidos por los contertulios que quieren ser presidentes.

Salen los otros que aun conversan para notificar que las elecciones del 2018 son una amenaza, dificultan el proceso de paz y perjudicarán la dinámica de las negociaciones.

Este sucinto recorrido por los acontecimientos que indudablemente no agota el tema, es una muestra inobjetable de la realidad a la cual nos lleva el actual régimen que si lo permitimos se perpetuará en el poder como sucede en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y lo quisieron hacer en Argentina y Brasil.

Ojo colombianos: el narcoterrorismo es el que puede modificar las elecciones puesto que el dineral que maneja puede comprar todas las conciencias y cambiar los resultados a su antojo.

Las elecciones serán una tapadera puesto que si pierden, de todas maneras ganan como sucedió aquí en 2014 y ha pasado en Ecuador recientemente y Venezuela cuando montaron al descendiente de Holandeses, según él y que como el de aquí, son el hazmerreír de su pueblo y el resto de la región ya que las noticias que se originan en estos lares no alcanzan la importancia requerida para que se conozcan en el primer mundo. La vacuna contra el tuétano y la multiplicación de los penes son chistes que solo llegan hasta la frontera de Guatemala con México.

Postre: No sé si soy muy pesimista pero vislumbro muchos riesgos y resultados amañados para acabar con la democracia en Colombia. El proceder del actual es dictatorial y lo estamos aceptando. Sin cortapisas nos están llevando al matadero y nosotros como ovejas, soportamos los desmanes de los contertulios de la Habana.