La “superapp” latinoamericana y una de las empresas con mayor crecimiento de nuestra región es, sin duda, Rappi. Es una multinacional colombiana fundada en el 2015 que ha dado mucho de qué hablar y con razón. Innovadora, ha logrado consolidarse y ofrece sus servicios a los consumidores desde la comodidad de su hogar; y su utilidad, que ya era evidente en ciudades congestionadas e inseguras, ha resaltado aún más durante la pandemia.

Pero esta comodidad no puede darse a expensas del orden y del bienestar común. Hay problemas de Rappi que se han visibilizado exponencialmente, al tiempo que la compañía crece en forma desbordada; y por eso en Colombia ya son múltiples las quejas de los usuarios y las multas impuestas por la SIC. Entre esos problemas tan desagradables se encuentran la dudosa higiene y salubridad de numerosos trabajadores de Rappi, o rappitenderos, que no parecen estar supervisados por nadie antes y durante esta pandemia; y las deficientes condiciones laborales de personas con quienes supuestamente la empresa no tienen una relación laboral directa.

Qué me dicen de la permanente invasión del espacio público de las motos y bicicletas sin preocuparse por los demás? Vivimos en una ciudad caótica, con vías poco amigables y múltiples problemas de circulación en medio de una compleja convivencia . A la frecuente falta de implementos de seguridad ,como lo es el casco en los repartidores que montan en bicicleta, y sus constantes infracciones a las normas de tránsito, se suman las de lo rappitenderos de moto que también con frecuencia irrespetan los semáforos y el sentido de las vías, y que deambulan por los andenes exponiendo su vida y las de los demás, agravando la sensación de anarquía que se tiene en nuestras calles, peor cuando la pandemia agrava las tensiones sociales y económicas.

Ningún éxito económico empresarial se justifica, por “ráppido” y fabuloso que pueda ser, si se obtiene a costa de sus trabajadores y de todos los ciudadanos. Sus servicios, en esas condiciones, resultan carísimos para la sociedad; y los ejecutivos y accionistas de esta empresa, que siguen llenando sus bolsillos, deben explicarnos a todos cuál es su sentido de responsabilidad y demostrar que respetan las reglas de la sociedad, pues esas mismas reglas son las que les garantizan que puedan desarrollar su negocio.

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Redacción Minuto30

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