“Quien olvida sus equivocaciones está condenado a repetirlas”.

Si no respondo y asumo las consecuencias de mis actos, los repetiré infinidad de veces a pesar de que hayan sido atrocidades.

Padres que apoyan las equivocaciones de sus hijos y los sacan de los atolladeros en que se meten sin consecuencias diferentes a un regaño, están criando monstruos y no ciudadanos de bien.

Los áulicos sostenes del actual espurio y presidente de Colombia pretenden con su discurso pacifista y acomodado (actuando como padres irresponsables) que el pueblo colombiano pase la página y olvide las innumerables atrocidades cometidas por esa bacrim llamada farc, que ahora tomó sus letras para dizque convertirse en un partido político llamado: fuerza alternativa revolucionaria del común. (Primera y última vez que mencionaré este partido. Para mi siguen siendo narcoterroristas y nunca los ubicaré como políticos con derechos)

Quienes quieren insistir en el perdón y olvido pretenden dar por concluidos sin más y sin consecuencias, más de 50 años de terror y afrentas en contra de la propiedad, la tranquilidad, la convivencia, la moral, el progreso, el respeto por las instituciones, la integridad física, emocional y espiritual de los colombianos, la libertad, la esperanza, la vida, honra y bienes, el derecho a una infancia feliz de los niños, la familia, las religiones y en fin todas esas connotaciones y variables que se tienen para el desarrollo de una sociedad civilizada, reitero, están comportándose como padres irresponsables y complacientes ante los desmanes de unos individuos despreciables, sádicos y desnaturalizados.

Ellos, acompañados de unos dirigentes corruptos y mendaces, atentaron y han detenido el progreso lento pero apalancado de un pueblo trabajador y respetuoso de la democracia.

En mi Muro de Facebook, durante esta semana y a fe que mientras pueda lo haré diariamente, mencioné un episodio diferente, desgarrador, agresivo, inolvidable y en más de una ocasión IMPERDONABLE, de los que ellos en su soberbia afrentosa y descarada llaman errores para que en lo posible nunca olvidemos, como lo ha pretendido y logrado el pueblo judío con el holocausto. Por eso pido a cada uno de quienes puedan leer estas líneas compilar, recordar y divulgar este tipo de actos vergonzosos ejecutados por unos desalmados individuos que en verdad originan asco y repulsión a cualquier ser con algo de decencia.

Identificar víctimas, recordar sus tragedias, exigir su reparación y purgar por sus delitos es la mejor manera de sanar y aliviar los daños causados; para eso se requieren castigos y reparaciones además de la verdad verdadera y no de unos discursos melifluos y ofensivos sobre que ellos nunca cometieron crímenes más si errores.

Los errores son equivocaciones pero nunca son planeados y reiterados. Tropezarse con la misma piedra en el mismo camino en más de una ocasión, no es un error sino una estupidez para la segunda y la tercera ya es intencional. Un secuestro puede llamarse error, el segundo es estupidez y, de ahí en adelante es manera de actuar consentida y aceptada por el accionante.

Lo mismo puede aplicarse todos y cada uno de los actos delincuenciales que cometieron estos individuos que aupados por una gran cantidad de dirigentes que engañaron al pueblo durante mucho tiempo, se incrustaron en nuestras instituciones y con sus mañas corruptoras generaron el caldo de cultivo apropiado para que el pueblo hastiado de tanta corrupción buscase un camino diferente para regir su destino.

Ahora vemos a esos corruptos cerrando filas alrededor de estos narcoterroristas. Están todos saliendo del closet en el que mantenían guardadas sus inclinaciones y sus ambiciones desmedidas de enriquecimiento con el sudor del vecino, como es costumbre en esos intelectualoides de izquierda puesto que no tienen la capacidad de darle un golpe a la tierra para merecer su sustento. Inútiles declarados como lo fueron sus mentores e ideólogos. No crear empresas más si apropiarse de las que otros crean con el discurso del igualitarismo imposible de las sociedades.

Postre: El estado debe hacer presencia con su legitimidad en todo el territorio. Parece que la justicia se quedó en las ciudades y si además de esto esa justicia es comprable, esto propiciará la anarquía y la consolidación de supuestos revolucionarios en el poder.

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Redacción Minuto30

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