Desde que la COVID-19 llegó a nuestro país hemos estado en un constante aprendizaje, para todos en mayor o menor medida la pandemia ha representado cambios de estilo de vida que, sin duda, han hecho que los retos y la adaptación sean mayores porque nadie conocía vivir así ni se había administrado una crisis sanitaria de estas proporciones.

En ese sentido, es muy importante resaltar y agradecer la labor del personal médico, pues son quienes más han tenido que aprender y quienes más renuncias han hecho (familiares, sociales y de tiempo), son la primera línea de contención y quienes han debido, con todas las dificultades de recursos, infraestructura y elementos de protección personal, atender a los pacientes y entender un virus que es confuso y dinámico.

También es de resaltar la labor de los diferentes mandatarios, quienes han debido asumir un hecho sin precedentes para el que no estaban preparados, que les cambió por meses los planes de Gobierno y que los ha hecho tener que aprender sobre la marcha. Desde marzo se han visto enfrentados a tomas de decisiones para atender la pandemia en diferentes frentes: social, económico y de infraestructura con la premisa de proteger la vida ante una realidad que nos desarma y que no entendemos.

Administrar es una labor compleja, ver los toros desde la barrera es mucho más fácil, alguien siempre cree que puede hacerlo mejor, quienes no lo estamos haciendo pensamos que debería ser de X o Y manera, pero la realidad es otra. La pandemia también debe medirse por temas de presupuesto, aspectos técnicos y normatividad para invertir recursos.

Por estos días, luego de siete meses de cambios, de decisiones, de dotar el sistema de salud, de aprender cómo cuidarnos para no contagiarnos y de entender que deben convivir salud y economía, en Antioquia nos enfrentamos a una segunda ola de contagios.

En Medellín, se adecuo la Clínica de la 80 para atender únicamente patologías respiratorias, es un centro de atención especializado y se trabaja para que el paciente reciba la atención necesaria y no ingrese a UCI. También se adelantó la gestión para tener 1.000 camas de Cuidados Intensivos que por temas de presupuesto y personal no han sido activadas en su totalidad pero que se tienen disponibles para irlo haciendo como ha pasado desde la declaratoria de alerta roja en Antioquia. Sin embargo, nada de esto tiene sentido sí no aportamos con nuestras acciones a que el sistema de salud no colapse.

Es por eso que, en este momento, la contención del virus depende en gran medida de nosotros como ciudadanos, tenemos en nuestras manos la capacidad de decidir cuidarnos y cuidar a la población en riesgo.

Es el momento de tener siempre presente los protocolos de bioseguridad, no podemos depender de las restricciones que nos impongan, no podemos pretender responsabilizar a los gobernantes de las decisiones que tomamos, no podemos creer que la solución siempre será restringir las libertades y seguir creando otros problemas (de hambre, salud mental o quiebras) por no saber elegir el autocuidado, es entonces un trabajo de todos a diario: mandatarios y ciudadanos… y sí de pronto usted aún cree que el virus es una invención y no existe que es solo una ‘gripita’ o cosas así, pues también debe ser responsable de su decisión de no cuidarse y respetar a quienes si entendemos y aportamos en la contención de la pandemia.

Como en todo, luego de la tormenta viene la calma, esperamos que llegué pronto, que nos podamos volver a ver y abrazar rápido. Por ahora, mesura, responsabilidad y autocuidado: uso correcto de tapabocas, lavado de manos y distanciamiento social para que luego no falte nadie.

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Redacción Minuto30

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