Leyendo el periódico me enteré que en esta época de encierro o confinamiento, el uso del internet aumentó considerablemente, y, es apenas lógico, ya que casi todo se hace a través de la red. En medio de ese uso excesivo de las redes sociales y todos sus derivados, me causó curiosidad escuchar una frase, “…nos jodimos, se cayó el Internet”, ¿qué hacíamos y cómo vivíamos antes del internet?, lo pregunto porque hoy es una tragedia que en la casa no haya como navegar, las personas entran en pánico como si el apocalipsis se estuviera cumpliendo y el mundo se hubiese acabado. A veces creo que nos estamos volviendo autómatas, necesitamos las cosas sin usarlas, por ejemplo, he visto televisores prendidos y nadie viendo, radios sonando y nadie escuchando, computadores encendidos y nadie observando, que raro, prendemos los aparatos para que nos acompañen. ¡Cómo nos cambia la vida!

Otra preguntica, ¿cómo hubiésemos vivido la cuarentena sin este tipo de tecnología? De mi parte considero que el mejor invento en términos comunicativos ha sido la radio, obviamente sin demeritar los demás adelantos, lo que sucede es que de ella tengo los mejores recuerdos. En mi mente está aquella casa materna cuando al medio día, después de almorzar, sonaba en un viejo radio de tubos “la ley contra el hampa”, allí se oía a los policías cazando ladrones, siempre ganaba la policía. Luego seguían “las aventuras de Montecristo” programa jocoso y divertido. Imposible olvidar que en las mañanas mi madre ponía “la escuelita de doña Rita”, y, en las tardes, el infaltable Kalimán, el hombre increíble. Lo mejor era que no se nos caía la señal.

Recuerdo que en la cuadra había pocas familias con teléfono fijo y los pocos teléfonos públicos instalados se mantenían ocupados, no faltaba el conchudo que se iba a hacerle visita a la novia, incomunicando a toda una comunidad necesitada de llamar. Ahora, en medio de esta oleada de recuerdos, sería injusto no mencionar al cartero, quien no sólo llevaba cartas sino también telegramas, una especie de escrito pequeño que costaba según el número de palabras, de ahí que se debía ser claro y conciso. No había WhastApp, tampoco Facebook, el Instagram era un viejo álbum de fotos a blanco y negro con el que entreteníamos las visitas, mirando de foto en foto como íbamos envejeciendo. Qué distinta era la vida, viendo las fotos nunca se nos cayó la señal.

Como olvidar que un día cualquiera, “de cuya fecha no quiero acordarme”, la vida en lo público y lo privado empezó a cambiar.  Fue el momento preciso para que las calles quedaran solas y esas cuatro piedras que servían de arcos en el duro pavimento barrial no se volvieron a usar, esto porque los niños se dedicaron a jugar “Mario Bross” en un nuevo aparato llamado Nintendo. Recuerdo que por esos mismos días se empezó a hablar del internet y, de unas tarjetas que había que comprar para conectarse, eso sí, usando la línea telefónica, vaya problema si alguien cogía la bocina del teléfono, de una se caía el internet. Los más avanzados tenían la Enciclopedia Encarta, unos discos llenos de información para consultar tareas, fue el momento en que las enciclopedias impresas empezaron a estorbar. La música no se escuchaba ya en radiolas, tocadiscos o grabadoras con cassetes, no, aparece el CD y los famosos walkman. Estábamos empezando a depender de la señal.

Llegó el teléfono celular (móvil) y la vida de los seres humanos en el planeta tierra cambió al cien por ciento. Siendo cauto y prudente no puedo desconocer los grandes inventos que el hombre ha hecho a través de la historia como: la rueda, la imprenta, la penicilina, la pólvora, la máquina de vapor, entre otros muchos más pero, que hoy sea posible llevar en el bolsillo un diminuto aparato que me permita comunicarme y divisar el mundo entero es algo de verdad transformador, dicen los que saben que el celular “es el invento tecnológico de mayor adopción en la historia de la humanidad”, algunos aseguran que en el mundo hay más celulares que personas. Ahora sí, con los teléfonos móviles y el internet dependemos de la señal.

Bienvenido aquello que ayude al hombre a hacer todo más fácil, bienvenidos los inventos, los adelantos en ciencia y tecnología, pero, qué bueno sería que la gente se preocupara más por leer, por instruirse, por aprender cosas nuevas, no estoy en contra de los aparatos innovadores, no, pero me preocupan los niveles de ignorancia en los que va cayendo la sociedad cuando se aleja del mejor invento que para mí ha hecho el hombre, el libro, siempre tengo presente las palabras de Jorge Luis Borges, “…de los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. Ah, a los libros no se les cae la señal.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio