Y se llegó este día, un día con gran acogida entre algunos y con detractores aguerridos entre otros; el 8 de marzo ha sido un referente de una pugna ideológica entre aquellos que ven la oportunidad de celebrar la importancia de las mujeres en su vida y de aquellos que remembran las situaciones de inequidad y discriminación que llevaron a que se institucionalizara esta conmemoración merced de las heroínas fallecidas en la fábrica de confección Triangle Shirtwaits de Nueva York, en una batida por acallar,  estas valientes caudillas en favor de la igualdad en las legislaciones laborales de la época.

Muchos desconocen el rol que las mujeres han jugado a lo largo de la historia, la intensa lucha que han debido emprender en aras de garantizar su legitimidad como seres en una igualdad que no tendría que ser reclamada, sino que debería ser inherente por el solo hecho de pertenecer al reino de seres animados y vivos. Este rol no ha sido fácil de ratificar; durante mucho tiempo y aún en escaños del siglo XXI, vemos como se nos deslegitima frente a las apreciaciones, las solicitudes y nuestra forma de ver la vida. Somos juzgadas inmisericordemente por una sociedad que se acostumbró a ver la hombría no como un valor que debiera sumar y engrandecer nuestra especie mancomunadamente con la fémina, sino que se extrapoló a una dignidad infundada de autoridad totalitaria que no admite otra expresión que la viril en su entorno. (Si, increíblemente, aún sucede).

Y aunque la historia es importante rememorarla para conocerla y no repetir sus errores, de igual forma es relevante entender que las constantes discriminaciones y el homocentrismo han acarreado innumerables injusticias en el remanente histórico de nuestro paso por la tierra; ocurriendo no solo con mujeres, también con razas, ideologías religiosas, de género y por supuesto con los animales.

Los animales han sido “cosificados” y llevados al límite de lo que la inhumanidad puede llevar a cuestas: La alimentación basada en su consumo, donde se ven prácticas de producción pecuarias totalmente alienantes, prácticas sin ningún tipo de matiz ético, la crueldad en el sacrificio, la venta de animales, zoofilia; los vehículos de tracción animal y no continuo pues la lista es casi interminable en relato de las vejaciones que hemos proferido contra nuestros hermanos, los animales.

Acá entonces, quiero brindar un reconocimiento muy especial a todos los que han luchado en contra de la discriminación y materializarlo en este día, que debería tener reflejo en las demás fechas del año; a todos los que realizan una labor abnegada y altruista. A todos esos seres que les sobra humanidad que vencen con creces el desprestigio que algunos aún otorgan a su condición de mujer y que se alzan entre cenizas para luchar con ahínco a favor de los derechos de otros de los tantos alienados, los animales.

Algunos dirán que no es la misma lucha, pero si: Es la lucha contra la discriminación en todas sus materializaciones.

Queridas amigas compañeras de lucha: en este artículo reconozco todo ese candor que las hace mujeres en todo el sentido de la palabra, combinando la ternura, la nobleza, pero también el carácter y el coraje enaltecido que nos permite a pesar de las adversidades y el dolor que emana de cada sufrimiento animal, continuar esta lucha inacabable en contra las inequidades humanas.

A todas las mujeres con esa sensibilidad por el otro, quiero recordarles que ser mujer es eso, trabajar con la mayor holgura por construir una sociedad mejor la que permita que todos los seres vivos cohabitemos este planeta lo hagamos en un ambiente armónico, donde los valores positivos sean norma, donde la solidaridad redunde en beneficio de todos.

Hay mucho por hacer desde diferentes enfoques pero en el que nos integra, la lucha por la dignificación animal, aún tendremos muchas lágrimas por derramar, mucho dolor por enfrentar y muchas injusticias por soportar; pero eso es parte de esta construcción, la misma que abanderan las líderes en los temas animalistas,  las directoras de fundaciones y organizaciones,  las voluntarias que se privan de un disfrute por acompañar a un animal que sufre en su camino por redescubrir el amor humano. A ustedes, compañeras de la FUNDACIÓN ORCA,  que he visto llorar con los casos tristes,  que he visto salir hermosas y radiantes con sus camisas llenas de pelos, sangre y manchadas gracias a los escapes involuntarios de orín de algunos peluditos; A ustedes que las he visto pasar las horas incómodas por no permitir que gatitos pierdan su sueño, a ustedes que han dejado sus pasiones por salir a caminar con los perros que esperan hogar; a ustedes que pasan las noches en vela contestando correos, buscando recursos, generando estrategias y sirviendo con su ejemplo de ser quienes cambien la vida.

A ustedes amigas, que han sido insultadas en las calles por detractores cuando defienden la vida a favor de los toros, a las que han mancillado su nombre por verlas exponer su cuerpo en representación de la vulnerabilidad que los animales exhiben en una corrida de toros; a ustedes que con total empuje rememorando a nuestras antecesoras que lucharon por sus derechos, ahora luchan por la vida, el derecho a defenderla y la búsqueda de una vida mejor.

Un reconocimiento amoroso y una exaltación a continuar incansablemente en esta lucha.  Mi aplauso sincero y un abrazo fraterno de compañera de lucha.

Quizás no lo veremos, pero llegará el día en que hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos, adultos, de todas las razas, de todas las especies, lograrán vivir en completa armonía, respetando su entorno, entendiendo que todos somos iguales, que todos tenemos sentimientos y en ese entonces la lucha de todos los que hemos trabajado en esta tierra por abolir la esclavitud y la discriminación, será un válido recuerdo de conmemorar y celebrar.

En conmemoración a la lucha por la dignificación histórica de la vida misma.

Fundación O.R.C.A
Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio

    La Revolución de la Cuchara: Pasta primavera.