Tres tendencias económicas en el mundo muy fuertes en mi concepto, enmarcan los direccionamientos y lineamientos de las tipologías de líderes que tenemos en los diferentes continentes.

En la economía latinoamericana y en cierto modo la africana, salvo muy pocas excepciones de algunos países, como el gran bloque del subdesarrollo, en la cual existe una sociedad con una gran inequidad, se opta por el mecanismo de los impuestos para combatirla y claramente no lo logra.

La tendencia europea, en donde también existe inequidad pero el mecanismo de los impuestos logra en gran medida equilibrarla, y la tendencia del sudeste asiático y de algunos países de ese continente, donde también existe inequidad, pero bajo el mecanismo de la productividad y no de los impuestos que también aplica, pero en mucha menor proporción, se logra la equidad en un gran porcentaje.

Adicionalmente a este entorno económico mundial, se presenta algo muy particular y es que la fuerza del globalismo y la globalización política que ha generado el poder político y económico de las grandes élites económicas, lideradas por las familias de los banqueros Rockefeller en los Estados Unidos y de la casa Rothschild en Europa, se ha estructurado aun mas.

Con su gran red de aliados potentados que siguen teniendo como figuras emblemáticas a las monarquías del mundo y ahora con mucha fuerza a los grandes magnates de la tecnología por su gran capacidad económica, de financiación y de encaje de las entidades financieras multilaterales, están criando y formando en sus estructuras los grandes líderes del mundo para ubicarlos en las entidades multilaterales y en los gobiernos en el ámbito mundial, regional y local, cuidando y consolidando claramente sus intereses.

Estos dos contextos enmarcan sin duda las características y directrices generales de las tipologías de los líderes políticos que actualmente gobiernan el mundo, con una clara tendencia a impedir la autonomía de los pueblos y de los países, económica, cultural y socialmente, basando sus planteamientos en el fortalecimiento de una única economía global, del multiculturalismo con sociedades diversas y nuevas ideologías de convivencia, con un único poder, que claramente beneficia solamente los intereses del poder económico de las élites económicas globales, dejando de lado y restando importancia radical a las necesidades naturales y primarias de la humanidad.

Colombia no ha sido esquiva a este modelo y es claro que los últimos presidentes y el actual responden a este esquema global, actuando como títeres de ese inmenso poderío y de sus intereses, motivados por las grandes comisiones y adicionalmente actuando paralelamente en el panorama local en una sinergia ideológica muy particular por las variables históricas que a todos ha tocado de alguna manera, como la violencia bipartidista del siglo pasado, el fenómeno político de la insurgencia cuyo poder soterrado hoy gobierna y la variable del narcotráfico que ha venido transformando de manera radical toda la estructura sociocultural y económica del país, junto con la corrupción que también hace parte de nuestro diario vivir.

Bajo este panorama evidente, los líderes están actuando de manera unificada por los parámetros multilaterales para beneficiar los intereses de la élite global o de sus propios intereses, olvidándose de los intereses de los pueblos, sometiéndolos a endeudamientos perpetuos que básicamente están generando más pobreza, más inequidad y desarrollos muy limitados con muy pocas oportunidades para la gran masa de la población en general, generando de alguna forma un gran paradigma que está jugando ya efectos bumerán que claramente están haciendo denotar un gran inconformismo mundial, que incluso en los países del primer mundo ya es muy evidente y Francia es hoy testimonio indiscutible de esa problemática.

Se olvidó el liderazgo político orientado al logro de metas y objetivos de los pueblos basados en sus necesidades primarias y en su desarrollo. Se olvido la habilidad ejecutiva de influir propositivamente en mecanismos en pro del bien común, basados en la razón, la lógica y el sentido común que parecen haber desaparecido o haberse extinguido de la tierra, como también las ideas fundamentadas en la innovación, empoderamiento y el emprendimiento participativo que inspiran y motivan cambios de fondo y de forma en las sociedades, para coadyuvar con el éxito y el crecimiento de la humanidad.

La pasión y vocación del servicio público hace mucho tiempo tiene precio, junto con el sentido de la responsabilidad y de la mesura como condiciones primordiales para lograr la tranquilidad, la seguridad, la concordia, el buen vivir y la resolución de conflictos.

Si queremos que los pueblos y las naciones tengan otra perspectiva con otra misión y visión de futuro, que fortalezca la esencia del ser humano, va a ser necesario revivir todas estas características fundamentadas en los principios, la ética y la moral y porque no decirlo, en la filosofía esencial de la democracia de Platón y Aristóteles, de lo contrario es claro que la humanidad se va a ver abocada a su propia destrucción.

Para que Colombia salga del atolladero va a ser necesario empoderar líderes con otra perspectiva muy diferente a la que actualmente los motiva, pero no se ve claro en el panorama un líder auténtico capaz de romper estos nefastos paradigmas y es pertinente lograrlo rápidamente.

@FdoOrjuela

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Redacción Minuto30

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