No se dejen confundir

Ahora anda de moda la inscripción de candidatos por firmas a puestos de elección popular, porque según cada encuesta que se hace los partidos políticos en Colombia tienen un desprestigio que nunca antes habían tenido y la verdad no es solo porque lo digan las encuestas, no es sino hablar con la gente y esa es la sensación, y la coyuntura de tanto destape de corrupción, también ayuda a esa mala imagen. Pero hay que aclarar que los partidos políticos son necesarios en una democracia que se precie de tal, en muchos países la ideología, los principios y los programas puestos en práctica por ellos han llevado estas naciones a unos niveles de desarrollo en todos los órdenes envidiable; también los hay que se ocupan de actuar de la manera contraria, de llevar a los países a niveles de pobreza y de atraso y de los partidos, muchas veces únicos, que hay en las dictaduras ni hablar.

Esos partidos políticos existen porque se entendió con el paso del tiempo que era una de las mejores maneras para que se agruparan personas con determinadas ideologías que querían gobernar una nación y procurar sacarla adelante, poniendo en práctica el principio del bien común, luego entonces los señalamientos recaen es en quienes están dirigiendo organizaciones políticas y en cuyo nombre dicen defender ciertas ideas pero a la hora de la verdad nada que ver. En Colombia, la mayoría de quienes están inscritos en un partido político, lejos están de buscar el bien común, la práctica y desde hace muchos años, nos viene mostrando que les interesa es el bienestar de unos pocos, el de ellos, el particular y vemos la manera cómo hacen de un ente territorial prácticamente un negocio particular al que desangran y luego viene otro con las mismas intenciones.

Bajo la sombra de los partidos políticos en nuestro país se esconden muchas personas que no tienen la ideología que esa colectividad dice representar o sencillamente actúan de manera contraria a la misma. Los tradicionales partidos liberal y conservador tienen en sus filas personas que los hacen y los han hecho quedar muy mal, o no son verdaderos liberales o no son verdaderos conservadores y es así como se encuentran personas en el conservador que debieran militar en el liberal y viceversa, pero a decir verdad, esto último es lo de menos, los partidos políticos, y me refiero a todos, no dan muestras de renovación y esa renovación comienza con líderes distintos.

Miren el partido liberal con personas como Horacio Serpa, que el año pasado se le vió iracundo diciendo que su partido estaba molesto con el presidente de la república porque no ternaba para fiscal general a uno de sus militantes; o a Ernesto Samper, quien sorprendentemente todavía tiene vigencia y lo escuchan en un país que no tiene memoria; o a Alejandro Ordóñez, dizque representante del partido conservador, predicando ideas que de seguro hasta en la época de la inquisición causarían alarma; o a Roberto Gerlein, del mismo partido, que lo único que tiene para mostrar es que lleva casi 50 años de ser senador; o a Gustavo Petro, quien se ha querido erigir como uno de los principales líderes de izquierda, fundamentalmente por haber sido alcalde de Bogotá, nefasto por lo demás, que hizo parte del Polo Democrático y quien ve con mucha simpatía al dictador vecino y a quien de seguro quisiera emular en algunas cosas; o a los miembros del partido verde, rimbombante y atractivo nombre, a quienes no se les escucha una propuesta en torno al cuidado y respeto por el medio ambiente.

Esta podría ser una radiografía de lo que sucede en al ámbito político colombiano y esta realidad no se cambia y no la cambian los políticos de siempre por cambiar de ropaje, por pasar de un partido político a buscar su aspiración por firmas. Dejará Petro de ser Petro por inscribirse por firmas? Ordóñez de ser Ordóñez y Vargas Lleras de ser Vargas Lleras por la misma razón? No se dejen confundir, lo único que cambia es la forma, el fondo y las ideas, siguen intactos.