Es repugnante por decir lo menos lo que se observa en el comportamiento de unos individuos que ocupan sin preparación, méritos y trayectoria jurídica los cargos de presidentes de la Corte Suprema de Justicia y de la sala penal de la misma; esto se constata en la entrevista que compraron a un noticiero de televisión, el cual entre otras cosas nunca veo por lo escaso de ética de sus directores y muy seguramente de sus propietarios. La vi después en redes sociales.

No sé cuánto pagarían por esa entrevista y lo digo porque en esa organización, nada es gratis; ni las noticias puesto que ellos antes de divulgarlas realizan un análisis financiero, el rating que obtendrán y las utilidades que de allí se desprenderán. De hecho en emisoras de esa organización han tenido como estrategia para conseguir pauta el ataque sistemático a empresas que no son parte de sus anunciantes, ataques que cesan por arte de birlibirloque cuando la empresa decide pagar una jugosa pauta en ellas.

Y no es solo eso, son muy usadas para servir de caja de resonancia a oferentes perdedores de licitaciones quienes encuentran en ellos un espacio para dar a conocer sus planteamientos en contra de las adjudicaciones que realizan en cualquier instancia del sector público. La cosas funciona más o menos así: A, B, C son oferentes en una licitación que le adjudican a C.

B acepta el resultado y A que muy posiblemente se sintió muy afectado por diversas circunstancias, recurre a estos mercaderes de la información y por una suma abultada casi siempre, adquiere un espacio para dar a conocer sus reparos al proceso adjudicatario. Allí no solo habla A pues los comunicadores con su capacidad de enturbiar y echar candela al asunto intervienen reiteradamente. Hacen el daño siembran la duda y cobran por eso. Lo peor es que C acude a ellos para que le den la misma oportunidad de explicar y esos mercachifles ni siquiera lo reciben en sus oficinas y mucho menos le dan cabida al aire. Esto no es secreto y lo han hecho infinidad de veces.

Retomando lo de los fatuos magistrados, pude colegir que su fijación emocional hacia el Presidente Uribe los tiene conmocionados y el odio hacia su persona y la envidia al cariño que le tiene el pueblo colombiano en su gran mayoría, los corroe hasta la médula. Dan explicaciones infantiles a lo de la intervención de su teléfono por ¿ERROR?, reniegan del proceder o el de los abogados del motivo de su odio, para denunciar estas arbitrariedades, endilgan comportamientos inadecuados en una persona de su dignidad sin caer en cuenta que el modus operandi del cartel de la toga es sin lugar a dudas, el peor precedente que se puede tener para el comportamiento de los abogados que ahora empiezan a ejercer su profesión.

Se dé muchos profesionales del derecho que se hastiaron de la suciedad en que se desenvuelven sus colegas y prefirieron dedicarse a otros menesteres pues dentro de sus conciencias no cabía esa podredumbre.
Y aquí vamos a otra arista y es que en verdad estamos sacando abogados en universidades de Garaje puesto que la enseñanza del derecho se convirtió en negocio muy rentable y sin mucha exigencia. Se requieren un espacio relativamente amplio, unas sillas universitarias y de pronto un tablero acompañado de los diversos códigos y ejemplares de la constitución.

Esto aunado a una WIFI que conecte a los estudiantes con las redes es suficiente para que funcione una escuela de derecho orientada por un abogado frustrado que no encontró cabida en el ámbito profesional. Hay una falla inmensa en el proceso de acreditación de esas escuelas; no es extraño que con la corrupción imperante en nuestro medio, este requisito sea adquirido mediante el desembolso de una buena cantidad de dinero ya sea por una vez o anualmente para mantener la acreditación. Algo muy similar a lo que ocurre con las empresas de transporte cuya licencia y rutas casi siempre provienen de actos de corrupción.

Tenemos entonces abogados que saben usar los códigos para enredar y asustar y que de la hermenéutica del derecho poco se enteran. Estoy por creer que los del cartel de la toga y muy posiblemente sus pares de las altas cortes, así como los del consejo de estado provienen de esas escuelas de pacotilla y si tiene títulos de otras universidades o especializaciones requeridas para llegar a esas dignidades vale la pena investigarlos para que no estén en el mismo estado de los doctorados de Petro

Postre: Doy disculpas a los profesionales del derecho que ejercen su profesión acorde con los postulados éticos y la actitud de respeto por la misma. A ellos mi admiración por ese actuar honesto y en beneficio de sus clientes.

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Redacción Minuto30

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