El Parque de la Vida se une al Encuentro de Extensión Universitaria con un minifestival de juegos tradicionales. Niños y adultos podrán disfrutar de los juegos que poco a poco han sido desplazados por las herramientas tecnológicas.

juegos parque de la vida

Tocar el cielo ha sido durante años la utopía de muchos. Para otros, llegar a él es el fin último. Pocas personas recuerdan que en su niñez ese sueño se hizo realidad. Y no sólo lo tocaron con sus pies, también lo colonizaron.

Un grupo de adultos se prepara para hacer el lanzamiento. Con piedra en mano y saltando en un sólo pie, el primer participante comienza su travesía: pasa por el infierno y alcanza el cielo. Gira y vuelve al inicio, deshaciendo lo avanzado en las mismas condiciones. Es feliz.

La salud es mucho más que la ausencia de enfermedad. Desde su creación el Parque de la Vida lo ha tenido claro. “Nosotros manejamos un concepto mucho más amplio que es el de bienestar, el de felicidad”, afirma Jackeline Rúa Arboleda, comunicadora del Parque.

Tener buenos hábitos de sueño y alimentación, buenas relaciones interpersonales, acceso a la participación y un adecuado uso del tiempo libre, es el conjunto de acciones que hace que estar saludable trascienda el no tener una enfermedad física o mental.

A unos cuantos metros de donde los adultos saltan para llegar al cielo, unos niños juegan con un objeto de madera que tiene punta de metal y está recubierto por una cuerda cuidadosamente enrollada. Entre risas intentan hacer que el juguete rote sobre su punta, manteniéndose erguido, girando y girando en el piso. Cuando lo logran, los más grandes enseñan a los chicos cómo hacer una serie de trucos con este juguete. “Por fin aprendí a jugar trompo”, dice Tatiana Ruíz Giraldo, de 10 años de edad.

El Encuentro de Extensión Universitaria 2013

Creatividad al servicio de la sociedad, que se realizará el 29 y 30 de agosto, contará con un minifestival de juegos tradicionales. Los participantes podrán tener acceso a estos juguetes y recordar su infancia, esos años en los que la única preocupación que tenían era la de jugar.

Tiempo de juego, tiempo de sueños, es el nombre que recibe la exposición sobre juegos tradicionales, que se realizó en el primer semestre de este año el Parque de la Vida. Proyectos y exposiciones como esta, visibilizan la promoción de la salud como componente fundamental en el mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo humano de los habitantes de la cuidad. Por ello, el Parque es un espacio donde se forja la cultura, la recreación, la innovación, la ciencia y la salud.

“Con la exposición estamos apuntándole al uso adecuado del tiempo libre, a la motricidad, al manejo del cuerpo, tratamos que los niños ocupen ese tiempo que les queda después del colegio en actividades que les aporten en su desarrollo motriz y sicológico”, expresó Rúa Arboleda.

La idea surgió porque el Parque quería abarcar dos componentes: el cuerpo y la interactividad. En el momento en que las personas ingresan al Parque de la Vida, pueden jugar con los distintos elementos que hacen parte de la exposición: golosa, trompos, yoyos, pirinolas, rondas infantiles y todos los juguetes tradicionales.

De acuerdo con los especialistas, los juguetes son herramientas que si se utilizan de manera adecuada pueden potenciar el desarrollo intelectual de los infantes. Tiempo de juego, tiempo de sueños, teje un mundo de ensueño donde los niños conocen, disfrutan y aprenden. “Es muy bueno porque los niños se entretienen y aprenden mucho. Por ejemplo, mi niño se aprendió los números hasta el diez porque como la golosa los tiene”, contó Edilsa Granados, madre de uno de los niños.

Además, es un escenario en el que los adultos se escapan de su realidad, de su edad, y comienzan a recordar y a volver a su niñez. “Yo también jugué golosa con mi niño e inmediatamente recordé mi niñez, fui niña nuevamente”, dijo Granados.

El objetivo es, por un lado, que los niños se familiaricen con estos juegos, que los conozcan y los disfruten porque cada vez el mercado les ofrece juguetes más tecnológicos y sofisticados que han desplazado las antiguas formas de diversión; y, por el otro, que los adultos puedan retornar a ese tiempo de juego, tiempo de sueños.

Si observamos a los pequeños de hoy, es evidente que han perdido la oportunidad de conocer los juguetes tradicionales —o incluso la dejan pasar—, fenómeno que tiene su origen, en gran parte, en que los videojuegos y sofisticados juguetes, terminaron por desplazar esos artículos de diversión infantil de antaño.

Lo sueños se filtran en la exposición que ofrece el Parque de la Vida. Con una golosa, trompos, yoyos, carreras de costales, catapiz, cuerdas y pirinolas, ofrecen a niños y adultos un espacio para disfrutar de los juegos tradicionales y perseguir los restos de un sueño. Tocar nuevamente el cielo, el fin de la golosa, y ganar. UDEA

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