El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, durante su participación en el coloquio "Tribuna Iberoamericana" organizado por la Agencia Efe esta tarde en la Casa de América. EFE

El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, aseguró hoy que la paz no será «automática» ni se construye «con buenos deseos» y defendió una estrategia que pase por reducir las desigualdades, favorecer la reconciliación y fortalecer la seguridad.

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, durante su participación en el coloquio "Tribuna Iberoamericana" organizado por la Agencia Efe esta tarde en la Casa de América. EFE

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos Pinzón, durante su participación en el coloquio «Tribuna Iberoamericana» organizado por la Agencia Efe esta tarde en la Casa de América. EFE

Pinzón participó hoy en un coloquio en la Casa de América organizado por esta institución y la Agencia Efe en la que habló acerca del proceso de conversaciones que desde hace meses llevan a cabo el Gobierno de Bogotá y la guerrilla, primero en Oslo y ahora en La Habana.

Con una prudencia basada en que las directrices sobre ese asunto las da el presidente, Juan Manuel Santos, y en que él no forma parte de la mesa negociadora, Pinzón no quiso pronunciarse sobre las perspectivas de esas conversaciones, aunque sí subrayó que los colombianos «quieren dejar atrás el pasado de violencia».

Para ello defendió medidas como la reducción de la pobreza, con acceso a viviendas gratuitas para 200.000 familias y precios asequibles en materia sanitaria, así como la restitución de tierras y compensar a las víctimas de la violencia.

Hacer ver a la guerrilla que «no habrá tolerancia» con ella, reforzar al Ejército y los cuerpos de seguridad y promover un modelo económico sostenible y de apertura de mercados son otras vías de la estrategia integral que propone Santos y Pinzón defiende.

El titular de Defensa se mostró convencido de que «la era de posconflicto llegará» y que los terroristas serán derrotados, gracias a iniciativas como el llamado «Plan Espada», así llamado con la idea de «dar la estocada» a los grupos violentos.

«Ya ha habido resultados concretos con las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)», dijo Pinzón al recordar que en menos de tres años cayeron 43 jefes de las FARC y que en lo que va de año dejaron sus filas más de medio millar de guerrilleros, de los que casi un tercio llevaban más de diez años de actividad.

Las FARC tienen ahora una cuarenta por ciento menos de activistas que a principios de la pasada década, según el ministro colombiano, quien advirtió que, por su parte, el ELN puede «encontrar su camino» en el proceso de pacificación pero que por el momento siguen secuestrando a civiles.

Hizo un repaso de la evolución positiva en lo que va de siglo para recordar que hace doce años había 30.000 homicidios al año y 3.500 secuestros y ahora menos de la mitad de muertes y menos de doscientos secuestrados.

La intervención de Pinzón, al que escuchó en primera fila el vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, estuvo precedida de un debate en la Casa de América entre un exguerrillero de las FARC durante trece años, ya desmovilizado, y un militar del Ejército colombiano que estuvo secuestrado diez.

El sargento William Humberto Pérez Medina y el exguerrillero Reinel Alfredo Úsuga, expresaron hoy su respaldo al actual proceso de paz en su país, aunque se mostraron cautos respecto al resultado que pueda tener.

Sobre las perspectivas del proceso, el militar aseguró: «todos esperamos la paz», que se podrá conseguir «mientras se mantengan en la línea del preacuerdo» con el que se iniciaron los contactos.

Más escéptico se mostró el exguerrillero quien, con su experiencia en la organización, afirmó que «hasta que no esté todo firmado no hay esperanza. Las FARC siempre tuvieron sus puntos de vista y si no son favorables no habrá» firma de un acuerdo.

El sargento Pérez dijo que, a pesar de su experiencia como secuestrado, es posible dejar a un lado el rencor y reconciliarse y que esa actitud permite tener «estabilidad emocional».

Por su parte, Úsuga confesó sentirse culpable por sus trece años en la guerrilla: «uno lleva ese peso y sabe que la sociedad lo va a mirar como criminal» y añadió que dejó la organización cuando «se acabó la mística de las FARC. Ahora los jefes se dedican al negocio del narcotráfico». Madrid, 28 jun (EFE)

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Redacción Minuto30

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