El Premio Cervantes, Eduardo Mendoza, antes de depositar su legado hoy en la caja de seguridad número 1484 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá guardado hasta el 21 de abril de 2037, fecha elegida por el novelista, autor teatral y traductor para su apertura. EFE
El Premio Cervantes, Eduardo Mendoza, antes de depositar su legado hoy en la caja de seguridad número 1484 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá guardado hasta el 21 de abril de 2037, fecha elegida por el novelista, autor teatral y traductor para su apertura. EFE
El Premio Cervantes, Eduardo Mendoza, antes de depositar su legado hoy en la caja de seguridad número 1484 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, donde permanecerá guardado hasta el 21 de abril de 2037, fecha elegida por el novelista, autor teatral y traductor para su apertura. EFE

El Premio Cervantes, Eduardo Mendoza, antes de depositar su legado hoy en la caja de seguridad número 1484 de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. EFE

El escritor Eduardo Mendoza, flamante Premio Cervantes 2016, considera que se está perdiendo literatura en beneficio de la lectura y por eso cree que «no es muy importante que la gente lea. Lo que es importante es que algunos lean y lo hagan bien. Los demás, que hagan lo que les de la gana».

Al igual que cree que no es decisivo que todo el mundo haga recetas de cocina complicadas sino que haya algunos buenos cocineros, Mendoza (Barcelona, 1943) insistió hoy en defender, en un encuentro con los medios de comunicación en Madrid, la enseñanza de la literatura de los clásicos, esos libros «difíciles pero enriquecedores».

Para Mendoza, la enseñanza de la literatura no debe justificarse ni tiene por qué ser divertida ni «enrollada», sino «como era antes»: una asignatura en la que te digan «que te tienes que aprender un soneto de memoria y si no, te quedas sin recreo».

Su formación en el humor como escritor, reconoció, fue la del tebeo, con personajes como la familia Cebolleta, Tribulete y, especialmente, Cucufato Pi, y la del cine, con las películas de los hermanos Marx.

Compatibiliza su faceta de escritor «más serio» con la del autor del género del humor en la creencia de que no es una dualidad sino algo complementario.

«Si escribiera solo novelas de humor no estaría cómodo conmigo mismo», indicó Mendoza, pese a que mientras alguna de las «serias», a las que dedica mucho más tiempo, ha «pinchado», los libros de humor los escribe muy deprisa «y se venden como churros».

Durante el encuentro, al día siguiente de recibir el Cervantes, también tuvo palabras para la cantante Marta Sánchez, a la que quiso transmitir su respeto y disculpas por si se sintió ofendida por el personaje de «Sin noticias de Gurb», una novela publicada en 1991 en la que un extraterrestre desaparece en la Barcelona preolímpica tras adoptar la forma de la artista.

El escritor recordó que en esa novela, que en principio iba a ser una «publicación efímera» en un periódico durante el verano, hacía referencias a la actualidad de hace 25 años y entonces Marta Sánchez era portada de numerosas revistas por lo que le pareció, dijo hoy, «el símbolo de la sexy casera, o algo así».

Tras su encuentro con la prensa, Mendoza depositó un legado personal en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en la caja de seguridad número 1484 de esta cámara acorazada, en la que permanecerá custodiada hasta dentro de 20 años.

Un legado cuyo contenido no quiso desvelar ya que no hacerlo, explicó, era su «venganza» contra ese «entierro parcial anticipado» que suponía depositarlo en la caja. EFE

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