Cerrar el año, concluyendo sobre lo que fue, no fue o pudo ser, sobre lo que faltó o falta, pero especialmente pensando en lo que se necesita, resulta tan practico como triste, poco podría imaginarse, que luego de meses de pandemia, con los sistemas productivos estancados, la “economía naranja” exprimida y exprimiendo, cientos de ausencias familiares, emprendimientos descartados y las desigualdades ampliando sus brechas, la prioridad para algunos, sea el cálculo político, los revanchismos electorales o las vendettas personales.

Cada vigencia, es una oportunidad para hacer de Medellín, un Valle de oportunidades, para generarle al ciudadano el trabajo que le falta, al joven la beca que busca, al niño la alimentación que requiere, al anciano y a tantas familias, el techo que han soñado, desconcentrarse en asuntos distintos, no solo sería irresponsable, sino mezquino.

Los costos sociales de la crisis sanitaria, sumados a los desgastes económicos y administrativos de las discusiones que se ponen en la agencia diaria de Medellín, terminan por llevar al ciudadano a la banca rota, la ciudad necesita concentrarse en su recuperación, en su superación y en su desarrollo, la ciudad no necesita disputas, necesita sinergias, difíciles de conseguir por estos tiempos, en donde ante la ausencia de estructura ideológica, cualquier causa o escandalo es el caldo de cultivo de los discursos electorales, que dan contenido a campañas vacías o le ponen los verbos a aspirantes desconocidos.

Empezar un nuevo año para Medellín, debería implicar esfuerzos en educación, cálculos para impactar la pobreza, estrategias para reducir brechas y no a la inversa como se espera, los proyectos de ciudad, independientemente de quien los proponga, deberían ser impulsados hasta su finalización, las discusiones publicas deberían centrarse en quien tiene la mejor idea para impactar positivamente realidades de una ciudad que, aunque lo tiene todo, queda debiendo.

Para concentrarse en Medellín, no se requiere unicamente gobernarla, concentrarse en la ciudad, tendría que ser más que obligación, una prioridad de todos quienes la habitamos, la camínanos, la trabajamos, la visitamos, la sentimos como propia, y especialmente, para quienes la queremos.

El dato triste para cerrar la reflexión, tiene que ver, con que el monto a invertir[1] en una jornada electoral pro revocatoria del mandato, sería suficiente para subsidiar, algo más de 18 viviendas de interés prioritario, traducidas en dieciocho familias, que, a juzgar por el factor cultural, podrían estar conformadas por un numero de 4 a 5 personas por decir menos, lo que indica que 72 personas, podrían estar materializando el sueño de tener una casa propia; ¿ hablamos de prioridades?

Medellín, debe darle importancia a lo importante, desconcentrarse es tal vez el paso inicial, para que toda una ciudad pierda la esperanza.

[1] https://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/cuales-son-las-posibilidades-reales-de-que-prosperen-las-revocatorias-559748

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio