Después del confinamiento producido por la pandemia del COVID 19, el regreso a la presencialidad en las instituciones, tras casi dos años de aprendizaje en la virtualidad, representa uno de los más grandes desafíos en el fortalecimiento de los centros educativos, en todo el país.

En medio del aislamiento obligatorio, para reducir los contagios por COVID-19, quedó en evidencia la brecha digital en el país. En el informe que publicó en 2022, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sobre el índice de acceso a computadores desde los hogares, señaló que: “de acuerdo con el ranking, tres países latinos tienen el menor porcentaje entre las naciones miembros de la organización, Colombia es el que tiene la cifra más baja”.

Casi un año después de la declaración de la pandemia, lo que se observó en el sector de la educación pública en América Latina, es que la respuesta basada en soluciones digitales ha traído nuevas formas de exclusión educativa, pues  en la región 244 millones de personas no acceden a servicios de Internet, ni móvil ni fijo y 40 millones de hogares no están conectados, como informó el Observatorio Latinoamericano de Políticas Educativas.

De la misma manera, el sector educativo en el continente, únicamente el 30% de los centros de secundaria tenían conectividad a Internet, es decir, un 30% del total de la población estudiantil de secundaria pudo haber tenido experiencias de uso de tecnología educativa antes de la pandemia.  Datos del BID muestran que para el 2020, solo el 33% de las escuelas de la región tenían acceso a Internet con velocidad suficiente y en el caso de las zonas rurales, este porcentaje no supera el 15%.

Este dato permite entender por qué de los casi nueve millones de menores en el país registrados en el Sistema de Matrícula (SIMAT) del Ministerio de Educación, a 102.880 los retiraron del colegio tras el inicio de la pandemia.  En su momento, la organización detalló que el 68,4 % del total de estudiantes que desertaron fueron mujeres y el 77,8 % eran de estratos 1 y 2.

Cerca de veinte proyectos de alianza público- privada en el tema de tecnología y digitalización en América Latina, se frustraron entre el 2007 al 2020. Todas las políticas públicas no lograron el éxito propuesto, el BID determinó incapacidad estructural  y el saldo negativo que tuvieron en cuanto al costo financiero, operativo, pedagógico e institucional. En este contexto, estas tecnologías no fueron relevantes para garantizar el derecho a la educación pública.

Basta recordar algunas de ellas: 2007 PLAN CEIBAL; 2008: Una computadora por niño: este proyecto fue ideado por Nicholas Negroponte con apoyo del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). El proyecto fue implementado en Perú, México, Uruguay (Plan Ceibal), República Dominicana, Costa Rica (Fundación Quirós Tanzi), Nicaragua (Fundación Zamora Teheéan), Paraguay (Paraguay Educa); 2009: “Habilidades para el Siglo XXI”, el proyecto liderado por Cisco Systems Inc., Intel Corporation  y Microsoft Corp; 2010: Marco Conceptual e Indicadores sobre Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s)  en Educación del BID; 2013: ICILS Chile.  Con el apoyo del Plan Ceibal, se implementa el Estudio Internacional de Alfabetización Computacional y Uso de la Información (ICILS) en Chile;  2015: Proyectos como Innova Schools en el Perú y Escola da Ponte en Portugal; 2017: PROFUTURO de Telefónica de España en América Latina, entre otros.

Una ciudad que avanza en democracia digital

Conscientes que el acceso a la tecnología y la conectividad están distribuidos de forma desigual, y el bienestar de los estudiantes se ve afectado por estas circunstancias, la Alcaldía de Medellín ha logrado desarrollar una tarea de democratización educativa  con una nueva entrega de equipos,  que hace parte  del total de los 18.976 Computadores Futuro priorizados para los estudiantes del grado séptimo en las últimas semanas. En Medellín, 92.328 estudiantes de las 220 instituciones educativas oficiales que tienen bachillerato han sido priorizados con esta herramienta tecnológica por parte de la Administración Distrital.

En contraste, la Encuesta de Calidad de Vida que se realizó en Bogotá a comienzos de 2022, señaló que  124.574 estudiantes de bachillerato de colegios públicos, estaban sin computador ni tableta en sus hogares, lo que equivale al 35,8 %. Se entregaron el primer trimestre de ese año, 96.183 tabletas y 5.566 portátiles a jóvenes vulnerables de secundaria. La meta para 2022 era entregar 24.000 más. Sin duda, Medellín supera a la capital del país en el proceso de acceso a la democracia digital en materia educativa, tratando de cubrir al máximo las necesidades de nuestra población escolar y especial con la tecnología y el acceso al conocimiento.

Hasta finales del 2022, se invirtieron más de 20.991 millones de pesos en los diseños de los 21 Centros del Valle del Software  y las adecuaciones de infraestructura de 11 de ellos, a eso se suma la dotación tecnológica que está cercana a los 3.210 millones de pesos, ligada a la articulación programática tiene que ver con las actividades de formación que están por más de 18.000 millones de pesos. De los 150 emprendimientos de base tecnológica al año, hoy se está  en cerca de 1.200. Eso manifiesta que hay una apuesta y contenido que se conecta con los ciudadanos.

Por primera vez en treinta años, Medellín ha iniciado una época de modernización política, económica, social y cultural, basada en un enfoque de derechos que pone al centro las prioridades sociales de los más vulnerables, contribuyendo a cerrar las brechas que ha perpetuado la guerra de grupos poderosos, que  han mantenido a la ciudad bajo el control violento, lo cual ha producido atraso, marginalidad y exclusión de un vasto sector de la sociedad.

Ingresar al mundo del conocimiento y las tecnologías, es una forma de avanzar hacia el futuro y prepararnos para una sociedad cada vez más exigente ante los retos que implica el cambio climático, las dinámicas de la época post COVID, el crecimiento poblacional y así mismo la resolución de necesidades que requieren de seres humanos integrales en sus dimensiones ético políticas, capaces de enfrentar los desafíos sin alterar los criterios de convivencia, pluralidad, democracia, justicia y equidad. Estamos trabajando para una sociedad democrática en el presente, porque es de la única manera que el futuro se parezca más a nosotros.

 

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Redacción Minuto30

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