Esa fue mi percepción hace pocos días caminando por las calles de la ciudad, la cantidad de cámaras colgadas en postes y semáforos es exagerada, y lo más real, con tendencia a aumentar, y lo digo porque vi unos señores cavando huecos para instalar más soportes donde las cuelgan. Callejeaba yo desprevenido sin saber que de todos lados me vigilaban, es más, al respecto conviene decir que donde antes uno veía un agente de tránsito o una patrulla de la policía, hoy hay una cámara, pero no sólo las avenidas se están llenando de cámaras, también los centros comerciales, terminales de transporte, plazas de mercado, fábricas, unidades residenciales, almacenes, hospitales, el estadio, el Metro, los buses y… muchos sitios más, ah, también algunos colegios y universidades vigilan y controlan a estudiantes y profesores con cámaras.

Considero oportuno decir que no se trata de un tema parroquial sino que esto está pasando en muchas ciudades del mundo, sobre todo en aquellas que tienen sistemas de gobierno fuertes, cuasi dictatoriales. Con relación al mismo tema, la Revista Semana, con fecha del 5 de mayo del presente año, publicó un artículo con el título: “El gran hermano chino”, (páginas 69 y 70) en él, se detalla con claridad la incidencia que el gobierno chino de Xi Jinping está teniendo en los gobiernos “totalitarios” y controladores, quienes cada día toman más fuerza en el mundo entero, mediante la venta de cámaras sofisticadas de vigilancia.  “Beijing, la capital mundial de la vigilancia estatal, exporta su modelo a todo el planeta. Miles de cámaras y sistemas de reconocimiento facial cubren las ciudades latinoamericanas. Con ellas, los gobiernos poco democráticos controlan a sus ciudadanos”.  Dice además el artículo, que desde que llegó Xi Jinping al poder se han instalado 200 millones de cámaras en todo el territorio Chino.

Argumenta con datos y cifras, el artículo en mención, que “por medio del reconocimiento facial, esos sistemas permiten al Estado acceder a las redes sociales de la persona, a la dirección de su casa, a su historial de salud, a su afiliación política, a sus fotos y videos personales, a sus tarjetas y pagos, entre otros”. Más adelante, aduce que los gobiernos no están comprando tecnología sino ideologías o nuevas formas de autoritarismo. Como ejemplo se exponen los gobiernos de Nicolás Maduro, Evo Morales y Rafael Correa, quienes hicieron grandes inversiones en estos equipos.  Ahora, también se cuestiona que no se sabe en realidad a dónde apuntan las cámaras, esto porque se ha comprobado que algunas de ellas registran residencias y sitios privados donde la gente cree estar viviendo en plena privacidad.

Hace pocos días, discutía y analizaba con un grupo de estudiantes “La sociedad sitiada” de Zygmun Bauman, quien al hacer referencia a la política global, destaca la reencarnación del Gran Hermano, figura creada en la novela 1984 escrita por George Orwell y publicada el 8 de junio de 1949, es decir, hace exactamente setenta años Orwell imaginó la sociedad del siglo XXI, una sociedad vigilada y contralada por el Gran Hermano, un gobierno dominante, fuerte y castigador, en otras palabras un dictador. Para mí, 1984 es la novela que mejor describe y retrata la sociedad actual, en la que los gobiernos totalitarios, de manera abierta y descarada, inspeccionan uno a uno los pasos de los ciudadanos y, al mejor estilo de cómo lo describe Michel Foucault, solo están empeñados en “Vigilar y Castigar”.

Como no recordar en estas líneas a Jeremy Bentham y su famoso panóptico, una construcción cuyo diseño hace que se pueda observar la totalidad de la superficie interior desde un punto estratégico. Este tipo de estructuras facilita el control de quienes se hallan dentro del edificio, más claro aún, el jefe en las fábricas siempre se ubica en su panóptico, la parte más alta de la planta de producción, desde donde observa los movimientos de cada uno de los trabajadores.

Para terminar, admitiendo que tengo mucho más que decir, me limitaré a hacer algunas preguntas necias, ¿con cuál de tantas cámaras instaladas el gobierno está vigilando los corruptos?, ¿de qué sirve el artículo 15° de la Constitución, donde se dice que todos tenemos derecho a la intimidad personal y familiar?, ¿qué valor tiene hoy el artículo 12° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que reza “nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia…?  Cuando uno vigila o controla es porque no confía, insisto, con seguridad que dentro de muy poco tiempo habrá maestrías y doctorados de cómo vigilar un recreo en escuelas y colegios.

Posdata: Quiero llamar la atención de la ciudadanía, en especial de los rectores de las I. E. del país para recodarles la Ley 1098 de 2006 (Código de Infancia y Adolescencia), artículo 47, numeral 8, inciso 2: “la captación de imágenes fotográficas, filmación, entrevista, entre otros, de niños, niñas y adolescentes requerirá de la autorización de los padres de estos o, en su defecto, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar”.

 

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Redacción Minuto30

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