El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, en una imagen de archivo. EFE/Mario Caicedo

Bogotá, 11 may (EFE).- El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso reveló este jueves que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) arrojaron los cuerpos de unas 200 de sus víctimas en el lado venezolano de la frontera tras la destrucción del «horno crematorio» en el que desaparecieron a centenares de personas.

Mancuso, que está preso en Estados Unidos por narcotráfico, hizo la revelación durante su intervención virtual en una audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en la que el excomandante de las AUC contó que decidieron «destruir el horno» en el que el Frente Fronteras, unidad del Bloque Catatumbo de las AUC, incineraba a sus víctimas.

«Entonces empezó una práctica diferente que fue a todas las víctimas arrojarlas en territorio venezolano. Unas al lado del río (Táchira) para que el río las llevara y las dejara del lado de Venezuela, y otras en las que algunos miembros de las Autodefensas ingresaron a Venezuela para dejarlas en fosas», expresó Mancuso.

El exjefe paramilitar agregó que en el lado venezolano de la frontera hay enterradas «por lo menos unas 200 o más de 200 personas que las Autodefensas del Bloque Catatumbo» asesinaron.

HORNOS CREMATORIOS

El martes pasado, el Gobierno realizó un acto en memoria y reconocimiento de las víctimas de desaparición forzada en el que participó de manera virtual exjefe paramilitar, quién habló sobre lo que hacían en los hornos crematorios.

El acto tuvo lugar en un descampado en Juan Frío, que hace parte del municipio de Villa del Rosario, en el departamento de Norte de Santander, donde a comienzos de este siglo las AUC establecieron un centro de operaciones contra la guerrilla y quemaron a centenares de sus víctimas en improvisados hornos crematorios para no dejar rastro de sus asesinatos.

Organizaciones de víctimas calculan que los paramilitares del Frente Fronteras incineraron en los hornos a unas 500 personas para desaparecerlas y borrar toda evidencia de sus crímenes bajo el mando de Jorge Iván Laverde, alias «El Iguano», quien luego se acogió a la Ley de Justicia y Paz que en 2006 condujo a la desmovilización de las AUC.

En ese sentido, Mancuso aseguró hoy que todo esto ocurrió cuando Carlos Castaño, su antecesor como jefe de las AUC, les ordenó a los otros mandos de ese grupo «desaparecer a las personas, la mayor cantidad» posible de los asesinados.

«Así que tropas nuestras, bajo nuestro mando, deciden utilizar unos hornos que habían para quemar ladrillos y convertirlos en una desafortunada máquina de incinerar personas y ahí se incineraron muchas personas en el Catatumbo», relató.

El exjefe paramilitar dijo que por cuenta de las denuncias de «organizaciones de derechos humanos y de la valentía que tuvieron muchísimas personas y víctimas en la zona», la Fiscalía hizo una operación para buscar a los desaparecidos.

«Jorge Iván (‘El Iguano’) decidió destruir el horno que había recompuesto», explicó y agregó que desde entonces decidieron arrojar los cuerpos al otro lado de la frontera.

AUDIENCIAS PARA APORTAR A LA VERDAD

La comparecencia de Mancuso, la «última oportunidad» que le da la JEP, se desarrolla desde ayer y hasta el 16 de este mes en Montería, capital del departamento de Córdoba (norte), y el exjefe paramilitar deberá «superar el umbral de verdad alcanzado en 18 años de investigaciones (de la Ley) de Justicia y Paz, y en la justicia ordinaria», según la JEP.

A partir de los aportes «presentes, efectivos, suficientes y, además, novedosos que haga», se resolverá la situación jurídica de Mancuso ante la JEP, añadió ese tribunal creado por el acuerdo de paz firmado con las FARC en noviembre de 2016.

Pese a que la JEP lo inadmitió por su rol de paramilitar, pues su jurisdicción es la de juzgar a la guerrilla de las FARC y a agentes del Estado, en febrero pasado ese tribunal le abrió la puerta para que declare como una oportunidad para contribuir la verdad sobre hechos ocurridos durante el conflicto armado colombiano.

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Laura Pineda

Comunicadora social de la Universidad Católica Luis Amigó. Soy amante de contar historias de ciudad y tengo un agudo olfato periodístico.

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