Dos de las tantísimas cosas absurdas que suceden en este país a diario y que nadie resuelve, son las relacionadas con los precios de los tiquetes aéreos y la mala prestación del servicio que ofrecen algunas aerolíneas, lo cual no es de ahora, lleva mucho tiempo. La crítica va dirigida principalmente a Avianca. Como es de público conocimiento, entre los meses de septiembre y octubre del año pasado, se llevó a cabo un paro por parte de los pilotos de esta aerolínea que causó bastantes estragos, sobre todo a los pasajeros, que veían, como día a día se cancelaban sus vuelos, lo cual implicaba viajar solo cuando la compañía podía embarcarlos o desistir del viaje; citas de negocios, entrevistas para aspirar a un trabajo, viajes de vacaciones o para visitar familiares, encuentros amorosos, o no se dieron o se dieron tardíamente y nadie, absolutamente nadie, respondió por esto. El gobierno nacional, por medio del Ministerio de Trabajo, se limitó a ser un mediador para tratar de que las partes terminaran pronto y de la mejor manera sus diferencias.

Como era obvio, la aerolínea tenía la excusa perfecta para no cumplir con los vuelos y para justificar los altos pecios de los tiquetes: el paro. Más de seis meses después, y sin que haya paro, algunas cosas siguen igual o peor, los tiquetes cada día más caros y en la impuntualidad de los vuelos, de seguro, se gana el primer puesto a nivel internacional.

No entiende nadie que un tiquete ida y regreso a algunas ciudades como Cartagena o Barranquilla cueste lo mismo o casi lo mismo que uno, también de ida y vuelta, a Lima (Perú) o que valga el 60% ó 70% de uno a España. Y con lo de tener que esperar, en todos los vuelos que se hagan con Avianca, porque nunca salen puntuales, es bastante exasperante, irrespetuoso y abusivo para con los usuarios. Una espera de 4 horas en un viaje de Bogotá a Medellín o de 3 horas de Barranquilla al mismo destino, es algo que no tiene presentación y es completamente inadmisible. Pero el víacrusis no termina ahí, en el entretanto del viaje, cada que se pregunta a algún empleado en cuánto sale el vuelo o la razón de la demora, le dicen solo mentiras, fácilmente detectables, como por ejemplo que la aeronave que viene de tal ciudad, está retrasada por mal tiempo en la misma, pero ve uno, en las pantallas de los vuelos que llegan, aterrizar aviones de otras aerolíneas de esa ciudad dizque con mal tiempo. O se constata que no es así, porque al llegar no hay rastros del mal tiempo.

Hacen lo que les da la gana y ya no hay excusa, el paro se terminó hace muchos meses y la irresponsabilidad es mayor si consideramos el hecho de que hace unas pocas semanas despidieron más de 120 pilotos, lo cual se veía venir, pues así lo dejó claro en una entrevista Germán Efromovich, dueño de Avianca. Esto significa que todas estas fallas en lugar de resolverse tienden a prolongarse y con toda la responsabilidad de la compañía, pues ha sido ella y solo ella la responsable de lo que viene sucediendo luego del paro. Las soluciones no se ven a la vista, quien debiera controlar estos abusos y este mal servicio es el gobierno nacional, que en lugar de sancionar, no lo hace y deja a su suerte a los usuarios, como suele ocurrir en este país. En otros países situaciones como ésta dan lugar a que la aerolínea no solo ofrezca sinceras y oportunas excusas, sino que se resarce el daño con un tiquete al mismo lugar de destino o a otro de manera gratuita, con una suma determinada de dinero y/o con el ofrecimiento de pasar una noche en un hotel, cuando hay necesidad de ello.

Obviamente todo esto ocurre, fundamentalmente, por la falta de competencia; quien apenas se le mide es Latam, que aunque a veces tiene precios similares en los tiquetes, por norma general son un poco más económicos; en cuanto a la puntualidad de sus vuelos, de lejos lo es esta última quien mejor desempeño tiene, pero en relación a los destinos, desde el punto de vista de la cantidad y la frecuencia, Avianca está sola y por eso abusan. Como la aerolínea no hará nada y el gobierno tampoco, solo queda que los pasajeros protestemos y nos hagamos sentir para ver si así cambian en algo las cosas.

Es increíble que algo que debiera generar satisfacción en la mayoría de las personas, como lo es viajar pronto, seguro y cómodo por razones de trabajo, descanso o turismo, termine siendo un motivo de desazón, molestia y cansancio.

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Redacción Minuto30

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