Hoy hay un paro nacional convocado por una oposición recalcitrante, pendenciera, enfermiza, obstinada y sin argumentos veraces para las motivaciones de una acción provocadora para originar el caos y pescar en río revuelto.

El gobierno respetuoso de la democracia y del derecho a la protesta social afirma que garantizará su ejercicio, siempre y cuando se ciña a las condiciones necesarias para que sea considerado pacífico, pero ante cualquier desmán ejercerá toda la autoridad que el confieren la constitución para neutralizar a los violentos.

La población civil ha tomado parte en el asunto y ha demostrado un rechazo unánime y contundente al vandalismo, se han conformado grupos de defensa para los bienes públicos con la advertencia de que no permitirán ninguna afectación de los mismos, so pena de reacciones disuasivas y si ven necesario el uso de la fuerza lo harán en proporcionalidad.

Además los comerciantes, entidades bancarias y de servicio están prestos a defender sus establecimientos para impedir que esas hordas de desadaptados en su deambular demoníaco, destruyan el esfuerzo de sus vida en unos instantes y se han preparado para el efecto.

Hay un ambiente caldeado y el deseo general de la población colombiana es que esas prevenciones no pasen de ser simplemente eso, que las cosas marchen de manera fluida y pacífica para que no tengamos que soportar lo que se ha vivido en otros países que se han visto destruidos, por las acciones de violentos que destruyen a su paso todo lo que se les atraviese.

Hay una estrategia ideada desde sectores anárquicos que pretenden desestabilizar la región para instaurar regímenes totalitarios de extrema izquierda empobrecedora de los pueblos y enriquecedora de los que detentan el poder. Para ello han organizado las protestas en Chile, Ecuador y ahora en Colombia que antes que nada buscan generar escenarios de represión violenta por parte de las autoridades y así justificar las revueltas.

Afortunadamente aquí en Colombia el pueblo tiene muy claro cuáles han sido las acciones del estado que han mejorado sustancialmente su calidad de vida y ha decidido salir en defensa de esos bienes que agilizan su movilidad, disminuyen el tiempo invertido en el transporte e incrementan el dedicado a sus familias, el estudio y el descanso. Por tal razón no permitirá que esta infraestructura y sus vehículos se vean afectados con acciones irracionales y fuera de toda lógica, que hacen esos energúmenos que quieren arrasar todo lo que con mucho esfuerzo se ha construido.

En verdad solo queda esperar que lo de hoy sea una gran muestra de democracia en donde el inconforme tiene todo el derecho a manifestar sus reclamos y el estado tiene la obligación de respetar esas manifestaciones, siempre y cuando estas se hagan teniendo en cuenta que los derechos del protestante siempre llegan hasta donde empiezan los derechos de los demás.

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Redacción Minuto30

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