Días en que no nos dimos cuenta de lo chiquitas que nos hicimos para caber en el lugar que no nos daban.

No importa el nombre. Se puede llamar Sofía, Carmen, Miriam… o Ana. Muchas mujeres hemos vivido los 1000 días de Ana. Cuando digo 1000 días, me refiero al tiempo que pasa donde nos pueden amar o menospreciar. Hacernos reír o hacernos llorar. Donde podemos triunfar o conformarnos con soñar. Los días que podemos ser felices con nosotras mismas, o depender nuestra felicidad de otros. Días en que no nos dimos cuenta de lo chiquitas que nos hicimos para caber en el lugar que no nos daban. Días para despertar y rescatar nuestra dignidad, recuperar nuestro amor propio. Días de pasión desenfrenada. De descubrimientos. De soledad. De compañía. De viajes. Aventuras… Autoconocimiento.

Hay hombres que tienen mil días y más para demostrar lo que sienten por una mujer. Hombres que tienen la oportunidad de hacer sentir a la mujer que lo ama, la única que importa. Sin embargo, son pocos los que valoran esa valiosa oportunidad. Pocos los que se dan cuenta de que la mujer que estaba a sus pies, es esa joya que no cualquiera puede tener. Entonces, cuando la pierden… la quieren de vuelta. ¡Como por arte de magia! Como si las heridas sanaran instantáneamente. Lloran, ruegan. Te piden que por favor no te vayas de su vida. Que le des otra oportunidad. Luego de que pasaran los mil días y no sacara ni un minuto de su tiempo para demostrarte lo que ahora dice sentir… ¨amor. ̈ Porque ahora va a ser diferente, te dice. No se da cuenta que el amor es protección. El amor sobre todo, se demuestra cuando le das a la persona que dices amar el lugar que merece. Cuando la consideras y aprovechas cada momento para propiciar felicidad. No es hacer mil cosas para perderla y luego quererla de vuelta, cuando ya no confía en él. El amor es tener poder sobre la persona que amas y no usarlo en su contra. Es decir, no usarlo. Porque quiere lo mejor para ella.

Casi todas las mujeres tarde o temprano vivimos los 1,000 días de Ana.  Algunas los repiten una y otra vez. Otras, le ponen fin a esos días que alguien que ella amó no supo valorar. Esa mujer valiente se da la oportunidad de ser feliz. De enamorarse de alguien que no la quiera dejar ir de su vida. Esa mujer decide vivir otras aventuras, volver a sonreír. Cuidarse. Ponerse más bella. Porque aún extrañando a quien no lo merece, sabe que vale oro. Que va a llegar alguien capaz de todo por ella. Que va a llegar alguien que por fin la va a mirar con amor. Que no espera a perderla, para ser tan egoísta de no dejar que sea feliz en otros brazos. Cuando los 1000 días de Ana llegan a su fin, es que comienza una nueva vida para ella.

Abogada, agente de bienes raíces internacional, conferencista y empresaria. Visita su sitio web: www.latinasempowerment.com

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Redacción Minuto30

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