La primera columna del año no podría contener otra temática diferente a los propósitos y proyecciones que se esperan para este 2020. Un año lleno de retos para a un país que sigue fuertemente polarizado, donde los discursos ideológicos proliferan en redes sociales, mientras los líderes de opinión vociferan verdades a medias y los políticos de todos los colores siguen sin llenar las expectativas ciudadanas. Un año donde el rumbo del país se ve cada vez más incierto.

Esa misma incertidumbre social y política fue aprovechada por la periodista María Jimena Duzán para despacharse contra el presidente Iván Duque al inicio de este 2020 en su columna titulada Lo que se nos viene, donde lo acusa de xenófobo, corrupto, inexperto y arrogante, llenando su espacio en la Revista SEMANA de un sinfín de lugares comunes, propios de una persona carente de sentido crítico y rigor periodístico.

Es claro que el gobierno debe mejorar en muchos aspectos como la protección de lideres sociales, el dialogo ciudadano y la reducción en las cifras de desempleo, entre otros. Pero de ahí a especular sobre cómo el gobierno Duque va a iniciar la xenofobia contra la comunidad venezolana, o sobre cómo va a jugar con la estabilidad macroeconómica desde el Banco de la República o va a entregar su soberanía a los Estados Unidos, hay un largo y falso camino por el que la periodista quiso llevar a los lectores de SEMANA en su último escrito.

Entiendo que la critica y la oposición a veces nublen la razón. Quienes hemos escrito, sabemos que la rabia o la insatisfacción resultan contraproducentes para un buen análisis y más, cuando se especula con temas tan sensibles como la xenofobia en un país donde en cada esquina nos encontramos un inmigrante tratando de salir adelante. Lamento que la periodista Duzán haya caído en esta trampa.

A diferencia de lo que opina María Jimena Duzán, lo que se nos viene para este 2020 no es un panorama gris, por el contrario, es una oportunidad para que el gobierno del presidente Iván Duque pueda corregir los aspectos en los que ha fallado que a mi juicio radican en una pésima forma de comunicar sus políticas, sumado a la falta de una “bandera” de gobierno que determine el rumbo.

De lo anterior, que el gobierno se vea en diversas ocasiones descoordinado, anacrónico e insuficiente con la ciudadanía a pesar de obtener logros importantes como el crecimiento económico más alto de la región, el aumento salarial real más importante para este año o la destinación de recursos más alta en la historia del para la educación.

Es claro que el presidente Duque debe saber manejar el descontento en las calles sin que ello resulte en una sumisión por parte del gobierno frente a las 104 demandas del Comité Nacional del Paro (CNP), recordando que el número de colombianos perjudicados por las marchas es claramente superior al número de aquellos que protestan. Pero esto no es excusa para deslegitimar varios de los puntos por los cuales la gente salió a las calles ya que muchos se encuentran pendientes.

No solo el presidente Duque sino los anteriores mandatarios nos deben una reforma a la justicia que garantice su acceso y calidad, una reforma política que limite la corrupción y abra la puerta a nuevos liderazgos y una reforma laboral y pensional que garanticen trabajos estables y pensiones dignas. El cumplimiento de estos “pendientes” podrían dar ese empujón que el gobierno necesita para cambiar su imagen y acercarlo a la ciudadanía.

“Saludemos este 2020 antes de que” nuestros lideres de opinión nos llenen de miedo, pues es la esperanza de un mejor futuro es lo que nos mantiene vivos.

@DanielPBayona

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Redacción Minuto30

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