sumergible titan
Fotografía facilitada por Ocean Gate que muestra el exterior de un submarino turístico, con capacidad para cinco personas, operado por la citada compañía. EFE/Ocean Gate

Washington, 21 jun (EFE).- Titan, el sumergible que transportaba a cinco pasajeros a la zona del naufragio del Titanic en el Atlántico Norte, que estaba desaparecido desde el domingo. Subir a bordo de esta nave implicaba aceptar ciertas incomodidades a lo largo de las aproximadamente diez horas que debería haber durado el viaje.

El tamaño del interior del sumergible de la empresa OceanGate se parecía al de una «minifurgoneta», contó en su pódcast Mike Reiss, un escritor y productor que trabajó en «Los Simpsons» y emprendió este mismo viaje el año pasado.

En cada inmersión, los cinco tripulantes -el piloto y los cuatro pasajeros- eran obligados a descalzarse y sentarse con las piernas cruzadas en el mismo suelo, ya que no hay asientos, para caber en el cilindro de 670 centímetros de largo.

Dentro de la nave solo había una ventanilla para poder ver el exterior «por turnos», explicó a la radio pública estadounidense NPR el periodista del canal CBS David Pogue, quien también fue pasajero del Titan en noviembre.

Aun así, también se podía ver lo que hay alrededor a través de unas pantallas que conectaban con cámaras en la superficie del aparato.

Asimismo, el Titan contaba con una cortinilla negra que separaba la letrina del espacio donde se sientan los tripulantes: El váter es una pequeña caja negra, tal y como se observa en uno de los vídeos donde el consejero delegado de OceanGate, Stockton Rush, explicaba el funcionamiento del sumergible.

Rush viajaba como piloto del artefacto y era una de las cinco personas que se encontraba en su último viaje a bordo de él.

Reiss recuerda que antes del viaje -que puede costar hasta 250.000 dólares- los pasajeros tenían que firmar un «largo documento de renuncia que mencionaba la posibilidad de muerte tres veces en la primera página».

Por otro lado, también habla de que en el aparato solía haber sándwiches y agua disponibles para los viajeros. Sin embargo, Reiss afirma que muchos de los visitantes le han dicho que no comen durante el trayecto por la emoción, por lo que nunca usan el «retrete».

Por su parte, Pogue observó que muchas de las piezas del sumergible «parecían improvisadas». Sin ir más lejos, la nave era controlada por un mando de videojuego, cuyo diseño se asemejaba a uno de los característicos controles de Xbox o PlayStation. El mismo consejero delegado de OceanGate detallaba en un video que tenían dos controles de repuesto, «por si acaso».

Reiss describió la travesía como «un coche que conduces borracho por el océano». Sin radio y sin GPS, los tripulantes contaban con 96 horas de oxígeno.

Por si fuera poco, si el sumergible permanecía mucho tiempo en el fondo del mar, los tripulantes se enfrentaban a temperaturas muy bajas con un frío apenas superior al punto de congelación y con posibilidad de desarrollar hipotermia.

Pogue apuntó que en el viaje «estás por tu cuenta» y solo había una vía de salida: «No hay refuerzos, no hay vía de escape, es llegar a la superficie o morir.»Pogue apuntó que en el viaje «estás por tu cuenta» y solo hay una vía de salida: «No hay refuerzos, no hay vía de escape, es llegar a la superficie o morir.»

Este jueves, el sumergible fue encontrado implosionado y se buscan los cuerpos de sus ocupantes .

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