José Félix Lafourie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos —Fedegán—, y Absalón Machado Cartagena, economista de la Alma Máter. Foto UdeA

Aunque en La Habana, donde se lleva a cabo la negociación de paz entre las Farc y el Gobierno Nacional, el tema del desarrollo rural ya está “chuleado”, en Colombia el debate apenas empieza. Las posiciones sobre el primero de los cinco puntos de negociación dejan en evidencia que este escenario promete grandes retos para un eventual acuerdo de paz.

José Félix Lafourie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos —Fedegán—, y Absalón Machado Cartagena, economista de la Alma Máter. Foto UdeA

José Félix Lafourie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos —Fedegán—, y Absalón Machado Cartagena, economista de la Alma Máter. Foto UdeA

Sobre el agro y el posconflicto, hablaron José Félix Lafourie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos —Fedegán—, y Absalón Machado Cartagena, economista de la Alma Máter, especialista en temas agrarios y actual consultor del PNUD en Colombia sobre desarrollo rural. La charla se dio en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia, el 31 de julio del 2013.

De acuerdo con Machado, el conflicto armado en el desarrollo rual no es el único responsable del atraso de ese renglón de la economía colombiana. Cinco aspectos conflictivos son los que convergen, según Machado, en el debate del desarrollo rural colombiano. “Nuestro sector rural se caracteriza por una red densa y compleja de conflictos”, dijo.

El académico advirtió que en primera línea está el denominado problema agrario, fundamentado entre otros aspectos por la inequidad, la informalidad y el uso de la tierra como bastión político. Además, a esa compleja receta de desafueros, Machado indicó que se unen carencias en cuanto a la productividad y competitividad.

En tercer plano, las fallas de las políticas de desarrollo rural ponen el foco en la estructura social, que integra aspectos como el acceso a bienes públicos, el tratamiento de la pobreza, la organización social, los sistemas de participación, el desarrollo institucional y el cuidado del medio ambiente, entre otros.

“El cuarto tema es el del conflicto armado interno, en él están implicadas masacres, control de territorios, violación de derechos humanos, minas antipersonales, narcotráfico, lavado de activos, minería ilegal, atentados a infraestructura, extorsión, desarraigos. Es una lista muy larga”, dijo Machado. Por último, señaló que la producción de biocombustibles, la minería, ganadería extensiva, los megaproyectos y otros modelos de la modernización, se enfrentan a dinámicas constitutivas de las poblaciones rurales actuales.

Bajo ese contexto, según Machado, no existe un conflicto único por la tierra en Colombia. “No todos los conflictos por la tierra tienen una explicación o relación directa con el conflicto armado”, advirtió, al señalar también que el problema rural ha estado marcado por al desinstitucionalización. “La precariedad institucional es muy notoria y los problemas rurales hace tiempo desbordaron la capacidad del Estado y sus instituciones”.

«No estoy de acuerdo con la negociación»: Lafourie

Lafourie, por su parte,  declaró abiertamente su descontento con el proceso de paz que se realiza actualmente. “No estoy de acuerdo con la negociación. Soy de los que cree que las democracias se fortalecen es combatiendo la criminalidad y no negociando con ésta”, dijo.

Para él, la dinámica de negociación ha sido equivocada, pues señaló que hay temas de primer orden, como el de víctimas, narcotráfico y justicia transicional, que debieron tratarse antes que el desarrollo rural.

“Lo que están vendiendo es la panacea del desarrollo rural. Ahora sí va a haber vías, educación y bienes de carácter social. ¡Por favor!, una vez el gobierno firme eso para hacerse reelegir, automáticamente olvida la problemática del sector rural”, insistió.

Lafourie señaló que uno de los principales problemas del desarrollo rural colombiano es el conflicto entre la vocación y el uso del suelo. Frente a este asunto, advirtió que es urgente una reformulación del sistema catastral colombiano, que no sólo sirva como un mecanismo fiscal, sino también como un medio para sintonizar la vocación y el uso de la tierra. Ese, dijo, sería el instrumento para generar clústeres exitosos para orientar el sector agrícola.

“Es que durante 20 ó 30 años de acciones violentas de las Farc, el Eln y los paramilitares, las tierras terminaron siendo un activo de acumulación patrimonial para efectos de control territorial criminal, y no para producir”, explicó.

Lafourie también criticó la incapacidad de la clase dirigente para generar una política adecuada para el sector. El dirigente advirtió que el sector que representa, los ganaderos, encontró en esa labor la última frontera económica, debido a la falta de otras actividades del campo que tengan mayor rentabilidad.

Fedegan visita 498 mil fincas ganaderas en Colombia y 240 mil tienen menos de 10 reses. “Eso es minifundio improductivo, eso es indigencia rural”, recalcó el dirigente de esa entidad, al explicar que la violencia e inseguridad hizo que la vieja burguesía rural vendiera sus terrenos por precios menores. “En consecuencia —explicó— solo existe concentración de la tierra por parte de grupos armados o narcotraficantes, y grandes empresas que hoy en día pretenden hacer un desarrollo industrial de gran formato”.

Si llega la paz…

Machado indicó que de darse un acuerdo de paz, el posconflicto podría llevarse unos 20 años y que el desafío de construir una nueva institucionalidad es enorme. “No nos sirve una institucionalidad hecha desde el escritorio por los tecnócratas del Estado o por expertos internacionales”, señaló.

Para él, el riesgo de un nuevo equívoco tras el posconflicto, tiene que ver con que no se construya una institucionalidad basada en la realidad, las problemáticas existentes y una visión renovada de la ruralidad.

En esa construcción, dijo, es clave la recopilación de información calificada, que permita una interpretación adecuada, deslinde las discusiones ideológicas y ayude a la formulación de soluciones. En esto coincidió también Lafourie, quien dijo que la única posibilidad que tiene Colombia de ser un país desarrollado es el sector agropecuario, dadas sus ventajas comparativas, “no competitivas”, dijo.

Lafourie recordó que se ha documentado que son 23 mil ganadores secuestrados o asesinados por los grupos armados del país y que, entre éstos, las Farc los principales expoliadores de este sector. “Un grupo narcoterrorista como las Farc no tiene ninguna autoridad política, académica o técnica, para mover a que el país entienda las inmensas posibilidad del sector rural”.

Machado, por su parte, señaló que si bien los acuerdos de La Habana no cubren todas las necesidades del sector, sí se han centrado en el bienestar de la gente del campo y que ello hace un llamado para empezar a caminar las rutas del desarrollo humano. Además, resaltó la intención de crear una jurisdicción agraria que permitiría equilibrar la actual prevalencia del derecho de propiedad sobre el derecho de uso y disfrute de la tierra.

Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio