Cristina Kirchner fue imputada por el fiscal Gerardo Pollicita de acuerdo a la denuncia que presentó Nisman, por encubrir en atentado de la AMIA a través de un PLAN CRIMINAL.

Alvaro de Lamadrid

Se han ordenando cuantiosas medidas de pruebas y la Presidente tendrá que dar explicaciones.

La Presidente esta desorientada y nerviosa.

Por ello, busca enemigos y planea venganzas y purgas utilizando la respuesta habitual del Gobierno frente a las crisis que generan sus nefastas políticas y sus comportamientos autoritarios.

Como siempre ocurre cuando sufre una crisis política o se deben dar explicaciones, ante los permanentes escándalos, la Presidente se refugió en El Calafate, ciudad a la que considera su “lugar en el mundo”. Es que la Presidente tiene millones de razones, para considerar así a esa villa turística, que fuera convertida por su Gobierno, en la ventana y el nido de la corrupción.

Los problemas judiciales de su Gobierno se reproducen y hoy la tocan directamente.

A la postergada y aún pendiente investigación sobre su enriquecimiento ilícito y la corrupción estructural de su Gobierno, representada por su testaferro Lázaro Báez y, los negocios de su administración; se le suma el temor a que los denominados fondos Buitres investiguen en el exterior su fortuna y sus cuentas y activos no declaradas y la de sus principales funcionarios, como sucedió en El Congo, como presión para denunciar la existencia de activos financieros producto de la corrupción y, eventualmente cobrarse de ellos, los fallos a favor obtenidos, por los bonos en default, aún adeudados por el país.

Antes también, Néstor Kirchner, solía recluirse en El Calafate para tramar alguna maldad cuando sus designios no se cumplían al pie de la letra.

Desde la tragedia de Cromañón, el homicidio del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, la tragedia de Once y las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, hasta los reveses judiciales de su Vicepresidente procesado Amado Boudou y el Caso Ciccone, esta costumbre se hizo regla.

El Calafate ha sido siempre la trinchera para campear los malos momentos, reorganizarse y tramar las contraofensivas futuras.

Hoy ocurre lo mismo. La lógica es más fuerte aún, ante el peor momento del Gobierno desde su llegada al poder desde 2003: la denuncia por encubrimiento en la causa AMIA del fiscal Nisman, que apareció asesinado en su departamento de Puerto Madero y la reciente imputación a la Presidente, en base a la denuncia original de Nisman.

Mientras colegas de Nisman y gran parte de la sociedad marchara el 18 de Febrero al cumplirse un mes del asesinato del Fiscal, el Gobierno planea tratar ese día la nueva Ley de Inteligencia en una medida que intenta redoblar su estrategia de avanzar en soluciones ficticias que saquen de la escena la gravedad que transita el Gobierno y su Presidenta imputada.

La tentación hegemónica del Gobierno termino mal. Han pasado todos los límites.

La Presidente dice llevar adelante el Gobierno del amor y acusa a quienes marchan el 18F de ser antipatrias y golpistas.

El cinismo de la Presidente es atroz. Su contumacia es total. El Gobierno vive procrastinando y encubre hoy la verdad.

Encubrió –como sostuvo el Fiscal Nisman- el atentado de la AMIA y, hoy encubre la investigación por la muerte del fiscal que la denunció por ello y, le costo su vida.

Ojala que la marcha del 18F sea una contundente y demoledora demostración pacífica de que la Sociedad Argentina ha decidido comenzar a transitar el camino de la verdad, la justicia y la democracia madura.

La Presidente seguirá la marcha desde El Calafate, recluida.

Ayer acuso, de manera insultante, a todos los que marcharemos y sostuvo que todos los que van a la marcha son aquellos a los que les gusta el silencio, dado que la marcha será silenciosa y sin oradores y estridencias.

Justo ella quejándose del silencio.

Que ha hecho un culto del silencio, en todas las situaciones en las cuales les ha tocado hablar y explicar, porque los argentinos vivimos sin Justicia, sin seguridad, sin libertad de expresión, peleados con el mundo, en un clima de violencia política inusitado, y envueltos en una corrupción que escandaliza y asquea.

Así, una vez más la Presidente insiste con darle la espalada al pueblo y a la verdad.

Sólo habrá que esperar, al fin de semana posterior a la marcha del 18F, para ver que respuesta prevé el Gobierno desde El Calafate y, constatar así: en los nuevos y disparatados discursos de la mandataria, que estratagema y ardid pergeñaron la Presidente y su ladero Zannini, especialista en contramarchas y contraofensivas para tapar la realidad.

Los Argentinos debemos continuar el trabajo de la reconstrucción nacional, dándole entrada a la realidad suprimida por el Gobierno durante años.

Ese es el camino. AlvarodLamadrid

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Redacción Minuto30

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