La relación con Venezuela está cada vez más deteriorada, el vínculo con Ecuador apenas está saliendo de una profunda crisis y otros países de la región ven con recelo nuestra política externa.

Entre tanto, la relación con Estados Unidos, principal referente internacional de Colombia, ha entrado en una etapa de ambigüedad e incertidumbre.

En esta compleja situación se han dado a conocer las conclusiones de la Misión de Política Exterior, un proyecto promovido por la Cancillería y adelantado por siete expertos que trabajaron con total independencia del Gobierno en la formulación de recomendaciones para que Colombia logre una mejor inserción internacional.

Las recomendaciones de la Misión aparecen en un momento propicio para replantear la relación de Colombia con el mundo.

Los rasgos más problemáticos de la actual política exterior surgieron como resultado de una compleja situación interna, que ha empezado a quedar atrás.

A fines del siglo pasado la amenaza de la guerrilla, los paramilitares y el narcotráfico puso en riesgo la supervivencia del Estado, lo que llevó al Gobierno a privilegiar su fortalecimiento militar y la lucha contra los actores ilegales.

Esta decisión condujo a un estrechamiento de nuestros lazos con Estados Unidos con énfasis en la seguridad, lo que distanció a Colombia de una realidad regional caracterizada por los virajes políticos de algunos vecinos y su desconfianza ante lo que sucedía en el país.

Además de las dificultades con los vecinos, ese curso de la política exterior colombiana ha generado otros problemas. Sus costos han empezado a erosionar algunos de sus logros, como es el caso de los esfuerzos del actual Gobierno para recuperar parte del terreno perdido en la internacionalización de la economía.

Algunos de esos esfuerzos se han frustrado por las dificultades en otras dimensiones internacionales, como lo muestra el estancamiento del TLC con Estados Unidos por la situación de los derechos humanos o el cierre del mercado venezolano.

Los logros recientes del Estado colombiano en el campo de la seguridad plantean una coyuntura favorable para ajustar las relaciones externas del país. Este entorno es propicio para discutir las recomendaciones de la Misión, cuyos principales lineamientos se sintetizan a continuación.

Para reorientar las relaciones externas del país, Colombia debe replantear su relación con Estados Unidos. Ya no basta con la búsqueda de una convergencia automática con las posiciones estadounidenses, con énfasis en los temas de seguridad.

En la Administración Obama se ha ampliado la agenda externa estadounidense, y han adquirido mayor relevancia el aparato judicial, el Congreso y la sociedad civil.

El país debe fortalecer sus lazos con esos actores, dando prioridad a las relaciones con el Partido Demócrata. Además se debe diversificar la agenda bilateral, trascendiendo el énfasis en la seguridad y sustrayendo el conflicto interno de la cruzada contra el terrorismo.

En este contexto, sobresalen dos propuestas. La primera es la creación de un Consejo de Estrategia y Seguridad Nacional en Colombia, dirigido por el Presidente de la República, que debería garantizar el equilibrio de las iniciativas de seguridad con los intereses de la política exterior.

La segunda es la creación de un mecanismo que permita que la sociedad civil colombiana haga seguimiento del Acuerdo de Cooperación Militar con Estados Unidos, para verificar su cumplimento y evaluar sus resultados.

También es prioritario reformular el manejo del vínculo con Venezuela. Esta relación debe estar basada en el respeto mutuo por las opciones políticas de cada país, y en el principio de no intervención en los asuntos internos.

Para evitar los riesgos militares conviene aplicar las medidas de confianza definidas por Unasur en noviembre de 2009. Además se debe buscar acompañamiento internacional para establecer canales de diálogo binacional.

En la búsqueda de un nuevo equilibrio en la región debe jugar un papel fundamental el estrechamiento de los lazos de Colombia con Brasil, poder emergente latinoamericano con proyección global.

La protección de los Derechos Humanos debe ser eje de una nueva relación de Colombia con el mundo. A pesar de los progresos recientes en algunos frentes, la violación de los Derechos Humanos sigue siendo un inmenso problema del país y un punto de preocupación de la comunidad internacional.

En este contexto el Gobierno debe expedir un documento Conpes sobre Derechos Humanos que formule una política integral sobre el tema. Además las autoridades deben trabajar de manera más armónica con la sociedad civil y la comunidad internacional.

La política contra las drogas ilegales también requiere un replanteamiento, en momentos en que varios países del mundo están revisando sus ideas sobre el prohibicionismo, entre ellos Estados Unidos.

Colombia debe organizar una cumbre internacional en 2012 con ocasión de la celebración de los 100 años del primer tratado internacional sobre drogas ilícitas, que tenga como eje la revisión de las políticas vigentes, cuyos ambiguos resultados han representado un altísimo costo para el país.

En la agenda económica sobresale un tema central. Colombia debe avanzar de manera decidida en el fortalecimiento de sus lazos con Asia, motor de la economía mundial en este siglo.

Esta iniciativa exige multiplicar la presencia diplomática del país en esa región, desarrollar acuerdos comerciales con los principales países asiáticos y aplicar una estrategia de mediano plazo para lograr el ingreso a APEC.

Si en el pasado Colombia ha sido asociada con problemas como las drogas y la guerrilla, en adelante el país puede desarrollar un nuevo rol internacional, basado en uno de sus activos más valiosos: la riqueza ambiental.

En este caso confluye la creciente importancia del medio ambiente en la agenda global con el inmenso potencial que tiene el país en recursos como la biodiversidad, la riqueza hídrica y la selva amazónica.

En este frente es esencial fortalecer la política ambiental doméstica mediante la restauración del Ministerio de Medio Ambiente, avanzar en el inventario de la biodiversidad nacional y desarrollar políticas ambientalmente sostenibles para la minería y la agricultura.

Estos y otros planteamientos de la Misión de Política Exterior pueden ayudar a que el país logre una mejor inserción internacional en este siglo.

La actual administración ha dado algunos pasos coincidentes con estos derroteros y actualmente está revisando las recomendaciones de la Misión para adoptar las que considere convenientes.

Corresponderá al próximo Gobierno hacer los ajustes adicionales a la política exterior para seguir avanzando en un camino que permita que Colombia tenga un nuevo lugar en el mundo.

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Redacción Minuto30

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