Existe una sencilla receta para encontrar el progreso y su peculiar ingrediente es la libertad. Ya lo decía Emanuel Kant en sus tiempos de gloria “la libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de las demás facultades”. Es por esta razón que nuestra amada Venezuela se ve estancada, se ve destrozada, utilizada y sin ningún aspecto cercano a lo que hemos denominado como progreso; sin ninguna dosis de lo que llamamos libertad.

Es difícil hablar de “progreso” y más cuándo diferentes intelectuales lo han estudiado. Aquellos académicos que – como Arturo Escobar- nos han demostrado la gran variedad de significados que puede representar este concepto.

Sin embargo, lo que si es posible afirmar es que ningún tipo de “progreso” es prospero sin libertad. La libertad significa razón, la razón educación y la educación el desarrollo de una nación. En Venezuela no se vive el progreso, en Venezuela se vive el miedo. Cuándo se impone el miedo se es imposible ser completamente razonable, se es imposible ser libre.

El sábado en la madrugada – el gobierno de Nicolás Maduro – le dictamino casa por cárcel a Leopoldo López (líder de la oposición venezolana). Más que una ofensa a la ciudadanía opositora – la cual reclama su libertad absoluta – su acción sigue representando una declaración de guerra, una batalla en contra de la Democracia.

El sometimiento del chavismo en contra Leopoldo, no solo es un acto exclusivamente judicial, es un ataque directo a la verdadera libertad democrática; aquella que es producto de la unión de dos conceptos fundamentales para el desarrollo de la ciudadanía, el pensar y el dialogar. Ambos conceptos han sido violados con tan absurda soberbia y con tan alto nivel de autoritarismo, que ni siquiera podemos estar hablando de una verdadera Democracia en Venezuela.

El concepto del “pensar” depende de algo básico en la ciudadanía, el uso público de su razón (un concepto violado constantemente mediante la censura). Por otro lado, el concepto de “dialogar” está constituido por muchos más factores, entre esos: la participación, el respeto, la voluntad de decir la verdad, la fuerza del mejor argumento y la igualdad de condiciones (Un concepto violado desde que las garantías institucionales dejaron de ser justas).

Podemos hablar de la crisis petrolera, de la caída de los bonos Venezolanos en Wall Street y su entrada en default (en mora con la bolsa), de su caída en los mercados internacionales, de la compra de un bono fantasma Goldman Sachs al Banco Central de Venezuela, del posible final de su moneda, de la crisis política e institucional de la Asamblea Constitucional, del surgimiento de un nuevo paramilitarismo, del surgimiento de una guerra civil, entre otras cosas más; pero su problema de fondo – mientras Maduro siga en el cargo – es y seguirá siendo la inexistencia de la libertad. Esa es la libertad chavista, una libertad empapada de populismo, una libertad fantasma.

Un saludo para nuestros vecinos venezolanos, rezare siempre por la paz, el progreso y la libertad en su nación y en la mía. Estamos Unidos.

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Redacción Minuto30

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