Me pregunto si las inconformidades sociales ahora se resuelven transgrediendo las leyes, o siendo el caso, con una cerveza entibiada por la mano. Defiendo la decisión de cualquier ciudadano de hacer uso de la protesta, porque entiendo que los descontentos pueden ser manifestados utilizando los mecanismos democráticos, para exigir y honrar justamente los derechos de los ciudadanos, sobre todo los de las minorías que deben defenderse, aun en contra del juicio de la colectividad. Pero no se puede justificar es que la protesta incite a la violencia y a la desobediencia civil, y mucho menos, que en ella se desafíe el deber legal de las autoridades.

El Código de Policía que entró en vigencia el pasado 30 de enero tiene una misión fundamental en su reforma: contrarrestar los índices de violencia generados por la falta de tolerancia que se vive en todo el territorio nacional. Y como muestra de esto, según el Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia, desde el 1 de enero hasta el 7 de marzo de este año, en Medellín se han presentado 7 muertes, desatadas por hechos asociados a la convivencia y, uno de los principales factores que desencadenan este tipo de hechos es el consumo de bebidas alcohólicas en el espacio público. Por eso el nuevo código lo prohíbe y no es lógico protestar con cerveza en la mano, contrariando una ley de obligatorio cumplimiento.

Respeto el derecho a la protesta, porque la hemos utilizado muchas veces para reclamar los derechos vulnerados de la sociedad, pero el “Concervezatorio” que se llevó a cabo el pasado miércoles 1 de marzo en el parque de El Poblado, antes que una manifestación, fue un completo desacato a la norma. La mayoría de los asistentes a este encuentro pretendían consumir bebidas alcohólicas en el espacio público, porque ese era uso que se le venía dando al parque en los últimos años, pero ahora el Código de Policía lo contempla como una contravención.

La aplicación de esta norma les devuelve a los ciudadanos el derecho a la igualdad en el uso del espacio público. Los parques deben ser disfrutados por todos y el deber de la administración municipal es generar seguridad y garantizar el ambiente sano, libre de humo y consumo de licor o de sustancias sicoactivas en estos lugares. Las familias se han visto obligadas a ir a los centros comerciales a divertirse porque muchos de los parques y espacios públicos de la ciudad están vedados para ellas por las condiciones de deterioro en las que se encuentran y por las actividades poco sanas y, hasta delictivas, que en estos sitios se desarrollan.

El Código de Policía es una ley validada por el Congreso de la República, es decir, que su acatamiento es obligatorio en Medellín y en cualquier otro lugar del país, sin lugar a excepciones. Por eso cuando un gobernante jura a Dios y promete al pueblo “cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia«, debe acatarlas y, si cree que son irregulares, utiliza las herramientas constitucionales, ¡pero no se refutan con una lata de cerveza!

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Redacción Minuto30

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