Edgar Artunduaga

La vida de un político tiende a ser despreciada por los colombianos, dice Gustavo Álvarez Gardeazábal.

“No creemos –opina- que alguien dedicado a uno de los oficios más agotadores, y castradores del intelecto, pueda haber surgido de un ser humano que ha vivenciado las etapas de su vida al mismo riesgo y comprensión de todos los demás. Enarbolados por la deshonra, nimbados por la sospecha, los políticos han terminado siendo una clase marginada, condenada de antemano pero necesaria de mantener para que el país no se derrumbe”.

Edgar Artunduaga

Edgar Artunduaga

Gustavo escribió un elogioso prólogo y yo presenté en Manizales un libro del senador Luis Emilio Sierra, considerado hoy la figura política más importante del Eje Cafetero. Más de 500 personalidades de Caldas (incluyendo al Gobernador y la jerarquía eclesiástica) aplaudieron al congresista.

No es un libro sobre sus teorías políticas sino la historia de su vida (y no todos quienes se dedican a esta actividad pueden hacerlo), contada de manera sencilla, amena y breve.

Nadie podría imaginar que Sierra ha estado, varias veces, en el filo de la navaja, entre la vida y la muerte, en desarrollo de la actividad proselitista. Por esas carreteras empinadas de Caldas también caminaban guerrilleros y paramilitares.

Sierra viajó en un camión que manejó a oscuras un campesino y líder de su grupo, para no alertar a los bandidos. Informados de la trama, la guerrilla mató semanas después al pobre hombre, que consideraron “traidor”.

En otra ocasión debió camuflarse entre campesinos que viajaban en un jeep y rezar mucho frente a una requisa realizada por subversivos. Cierta vez violó un retén guerrillero, oculto en una caravana de motociclistas, para cumplir un cierre de campaña, mientras su principal contendor viajaba en helicóptero.

Luis Emilio está vivo de milagro. A la corta edad de dos años cayó en una ponchera de agua hirviendo, que le produjo severas quemaduras en todo el cuerpo. Poco tiempo después fue víctima de un atentado por parte de Dante, el mismo Dante Alighieri, el de la Divina Comedia.

“Ocurrió un terremoto en Manizales, que destruyó una de las torres de la catedral. Nosotros vivíamos entonces a cinco cuadras del templo, en el centro de la ciudad. El fuerte temblor precipitó un pesado busto de Dante sobre mi cuna. Me salvó que la capota era de mimbre. Mis padres encontraron la figura del genio italiano en el piso y la cuna estropeada…”.

“Luis Emilio es un fenómeno en esta región. Lo quieren mucho”, me comentó el Gobernador Julián Gutiérrez Botero. Al fondo se escuchaba la voz preciosa de Estefanía, la hija del senador, toda una revelación de la música, cantando en tres idiomas, a sus apenas 17 años. Fausto, figura musical de los años 70 y 80 (que canta como en sus mejores tiempos) hizo levantar al público emocionado con su éxito “Susana”.

Fue una fiesta literaria y artística en la fría y culta Manizales. El Fondo Cultural del Café estuvo abarrotado de amigos.

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Redacción Minuto30

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