El viernes 10 de noviembre de 2023, recibí una invitación del doctor Mauricio Tobón Franco. La invitación, rezaba:

“Mauricio Tobón Franco, con dolor profundo, invita a la misa de exequias de su amada esposa, Sra. Gloria Elena Rodríguez Escobar, eucaristía a celebrarse hoy sábado, 11 de noviembre de 2023, a la 1:30 pm., en la parroquia San Lucas (Cr 25B Nº20 Sur 35). Poblado-Medellín.

Luego del texto funerario, la invitación presentaba un corto video, bajo el encabezamiento de: “Jamás te borrarás de nuestros corazones… Gloria Rodríguez. Noviembre 10 de 2023”, y al pie, una vela encendida, que sólo se apaga al terminar el texto. Al cliquear sobre el video, se ve la imagen viva y sonriente de doña Gloria Elena que, con fondo de hermosos espacios de Medellín, entre ellos el de nuestro edificio del Ferrocarril de Antioquia, nos dice:

“¿Quién dijo que la belleza es debilidad? ¿Que la delicadeza es falta de fuerza? ¿Que la feminidad es fragilidad? Las mujeres hemos cultivado todos sus valores; hemos conservado maravillosos saberes. Y lo mejor: cuando tú piensa que algo te hace diferente, sepas que ese es tu verdadero valor”.

Gozo de la amistad sincera del doctor Mauricio Tobón Franco, desde hace ya buen tiempo; es una amistad que me honra porque, sin que yo tenga méritos suficientes, su trato para conmigo siempre es amable, de gran aprecio, respeto y valoración. En suma, es una amistad que solo las personas generosas saben otorgar. A esto asumo que me haya invitado a acompañarlo en un momento tan íntimo, por lo doloroso que es; pero, en este caso, también tan gozoso, porque la ceremonia que me tocó en suerte presenciar fue una exaltación del amor del esposo a la esposa, y del fervor de la esposa que se solaza en el amor a su esposo, algo así como se lee con dulzura en El cantar de los cantares, del rey Salomón.

Una iglesia colmada de parientes y algunos amigos comunes, me dio la medida del amor mutuo de Mauricio y Gloria, al escuchar sentidas intervenciones donde amigos y parientes ponderaban las calidades de doña Gloria guerrera, doña Gloria amiga, doña Gloria hija, doña Gloria esposa. Manifestaciones extraordinarias donde se dieron testimonios de vida, donde no se le daba nada a la muerte, donde no hubo cabida a la resignación, el desgano de vivir o a la negación de Dios.

“Te buscaré en cada pasaje, en cada nube y quisiera encontrarte como lo dijo la canción, en todos mis sueños, para que sigamos abrigando recuerdos maravillosos”,  dijo una amiga en la ceremonia religiosa; y refirió el decir de otra amiga ocasional, luego de un paseo: “Ahí conocí una amiga admirable y valiente que a pesar del dolor que sentía en sus días malos, le sonreía a la vida y se dio como tarea disfrutarla al máximo. Me quedo con un recuerdo muy bonito y una lección enorme”.

“Tremenda guerrera Gloria, que en paz descanse. Gloria: ¡qué enseñanza de vida nos dejaste! Te llevaremos por siempre en nuestro corazón; siempre serás un ejemplo de lucha y amor por la vida. Una amiga increíble, con un corazón grandísimo y quien le dio un gran valor al sentido de la amistad. Gracias, Glorilla”, dijo otro amigo.

Su esposo, Mauricio Tobón Franco, expresó en un texto hablado, impecable en la pronunciación y la gramática: “Ocho días antes de casarnos, descubrimos que tenía cáncer… Nos gozamos la vida, nos la disfrutamos, segundo a segundo… Pero, lastimosamente, la enfermedad volvió a aparecer, y Gloria vivía más para nosotros que para ella; Gloria vivía para darnos felicidad a nosotros, por encima de ella… Y gracias porque fueron muchos los cumpleaños que vivimos, y gracias porque fueron muchos los segundos que vivimos, y gracias por todo ese amor… Dios te dio la libertad para pensar… Ya eres un ser libre y tu cuerpo no tenía por qué seguir aguantando dolor… Mi chinita hermosa: tu cuerpo no aguantaba y por eso Dios te dio este premio”…

En las palabras del video citado, está el talante de doña Gloria Elena Rodríguez; en las palabras de los amigos, está la muestra del ser humano que era; en las palabras del esposo, está el amor mutuo, el mismo que saltó por encima de la enfermedad del cáncer, para finalmente contraer matrimonio, no obstante saberse, ocho días antes del matrimonio, que doña Gloria padecía la enfermedad.

Fueron trece  años de padecimiento, pero de amor, cargando la cruz de la enfermedad, que jamás pudo opacar el sentimiento, la fe en el matrimonio, la fe en Dios, y el amor a los amigos y a la vida.

Al final, la ceremonia, con tanto amor, tanta amistad, tanta palabra embellecida de fraternidad, y tanta música que parecía provenir de lo infinito, fue una completa alabanza a Dios.

Reconforta ver y sentir que ni una enfermedad, ni la muerte misma, ni el momento oscuro por el que pasa la patria, pudieron impedir que la ceremonia funeraria se convirtiera finalmente en una fiesta de verdadera alabanza al Hacedor universal. Es el milagro del amor, diría mi madre.

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Redacción Minuto30

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