La oportunidad desaprovechada.

No se apagan los ecos de la inconformidad por lo sucedido el viernes último en Barranquilla. Como si se tratara de la transmisión de un torneo interbarrios, Colombia desaprovechó la más grande oportunidad de brindarle al planeta lo mejor de sus expresiones nacionales durante la inauguración del Campeonato Mundial de Fútbol Sub-20.

En melancólica caravana desfilaron los errores garrafales: un pésimo sonido, sin luces y unos camarógrafos más desubicados que un brassier en la cabeza.

Hubo olvidos a granel.

Los organizadores se olvidaron que aquí tenemos el mejor café suave del mundo. Permitieron que se prohibiera la venta de café para darle paso a la Coca Cola, patrocinadora del evento. Se les olvidó que aquí tenemos al mundialmente famoso ballet de la añorada Sonia Osorio. Hicieron falta en el desfile inaugural los Silleteros de Antioquia para mostrarle al mundo nuestras flores; las mejores bandas musicales juveniles como la de Neira, Caldas, que es invitada por el Ministerio de la Cultura de Francia a dar conciertos en ese país. Faltaron las expresiones folclóricas de la cumbia, el mapalé, el joropo, el bambuco y el currulao; los mejores bailarines de salsa del mundo; nuestros tenores formados al lado de Pavarotti, Plácido y Carreras, como Valeriano Lanchas, para no hablar de cantantes populares tan exitosos como Shakira y Juanes.

Unos iconos pasados por alto.

Al doctor Fernando Panesso Serna se le olvidó toda nuestra historia. Con seis mil millones de pesos de presupuesto se desaprovechó la mejor oportunidad para mostrarle al mundo que Colombia no es narcotráfico; no es guerrilla; no es paramilitarismo. Duele decirlo: se olvidaron de nuestros principales símbolos deportivos: los ciclistas Martín “Cochise” Rodríguez, Lucho Herrera, Fabio Parra, María Luisa Calle y Juan Guillermo Urán; los boxeadores Kid Pambelé, Rocky Valdés, Bernardo Caraballo y Hapyy Lora; los atletas Álvaro Mejía, Víctor Mora, Ximena Restrepo y Domingo Tibaduiza; el tirador Helmut Bellingrodt; el clavadista Orlando Duque; el automovilista Juan Pablo Montoya; tenistas como Fabiola Zuluaga y Alejandro Falla; los toreros César Rincón y Pepe Cáceres; el campeón mundial de bolos Jairo Ocampo, la pesista María Isabel Urrutia y los astros del fútbol criollo: “El Pibe” Valderrama, “El Tino” Asprilla, “El Caimán” Sánchez, Willington Ortiz, “Maravilla” Gamboa, Freddy Rincón, Francisco Maturana, “Bolillo” Gómez, Iván Ramiro Córdoba, “Chicho” Serna, Juan Pablo Ángel y cincuenta etcéteras más.

Golearon los corruptos.

Se desperdició la más grande oportunidad de recordarle al mundo lo que hemos hecho en materia deportiva, mientras en los palcos estuvieron los cocteleros de siempre.

Preferimos mostrarle al mundo que aquí se invirtió una billonada para que se inundara la sala de prensa en El Campín; que los sobrecostos en la remodelación del Pascual Guerrero fueron superiores, pues quedaron reducidos a tres baños, con una valla digital cuyos costos investiga la DIAN. Los sobrecostos en la silletería resultaron vulgares: en Manizales se pagó el triple por las mismas sillas que tiene el estadio de Pereira. Esta es una gran vergüenza mundial.

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Redacción Minuto30

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