La fotógrafa española Isabel Muñoz. EFE/Archivo

La fotógrafa española Isabel Muñoz, ganadora de dos premios World Press Photo, se dedica a retratar «con dignidad» el dolor ajeno en México, el Congo o Camboya, porque confía en que «la sociedad aún no está anestesiada ante el sufrimiento».

La fotógrafa española Isabel Muñoz. EFE/Archivo

La fotógrafa española Isabel Muñoz. EFE/Archivo

Muñoz habló sobre su obra y su muestra fotográfica «La Bestia», inaugurada este martes en el Centro Cultural de España en Santiago, en una entrevista.

La exposición reúne impactantes imágenes de «La Bestia», el tren de carga que es usado por migrantes centroamericanos para llegar hasta la frontera entre México y Estados Unidos, un trayecto en el que pierden cada año miles de vidas anónimas.

Se trata de un recorrido de más de 5.000 kilómetros que los migrantes realizan como polizones a bordo de los vagones del infame tren, en el que sufren vejaciones, robos y secuestros, y que muchas veces les mutila las extremidades o se cobra sus vidas.

«Podríamos cambiar el tren por una patera, sigue siendo lo mismo: un drama que tiene que ser retratado, registrado y testimoniado mil veces, porque lo que no tiene voz deja de existir», comentó la fotógrafa en alusión a la tragedia que tiene como escenario a un mar Mediterráneo que todos los días se transforma en la tumba de personas desesperadas.

Isabel Muñoz está convencida de que testimonios como el suyo pueden sacudir la conciencia de la sociedad del primer mundo y sensibilizar a la población sobre el drama de la inmigración.

Sin embargo, su trabajo se dirige especialmente a la propia sociedad centroamericana, «que muchas veces desconoce qué representa subirse al tren de la muerte».

«Para mí es importante mostrar este trabajo a los familiares de los migrantes o incluso a los que quieren hacer el viaje. Ellos deben saber a qué se exponen», explicó la fotoperiodista, que señala que cuando inició este reportaje gráfico, en 2005, «poco o casi nada se sabía sobre La Bestia».

En esos viajes, esta cazadora de luz y miradas se dedicó a retratar sin descanso a niños, jóvenes embarazadas y parejas que se enamoraron durante un asalto, así como travestis y víctimas de secuestros y violaciones encima de este «tren del infierno».

Isabel confesó que en ocasiones pasó «mucho miedo» y temió por su propia vida; sin embargo, se siente afortunada de poder contar historias que permiten poner un rostro al olvidado drama humano de este territorio de paso.

«Los migrantes no están ni vivos ni muertos, porque cuando huyen de sus países dejan atrás sus derechos y con ellos, su existencia; por eso es importante retratarles, devolverles los nombres y recordar al mundo que algún día existieron».

«Uno no puede transmitir lo que sienten estos migrantes si no ha sentido a La Bestia bajo sus piernas. Hago lo que hago porque es una necesidad», aseguró.

Lo que mueve a una de las fotoperiodistas más importantes de la actualidad es la necesidad de emocionarse y contar el dolor con dignidad.

«En todo sufrimiento hay belleza y hay dignidad. A mí me gusta contar ese dolor con dignidad, mostrar la belleza que tiene el ser humano y encontrar esa luz que se esconde hasta en las partes más oscuras y en los momentos más complicados», explicó.

El anhelo de Isabel Muñoz es que al mostrar estas imágenes, las sociedades de origen y de acogida de los emigrantes reconozcan sus derechos humanos, sociales y laborales, y que los gobernantes se sientan en la obligación de «hacer algo al respeto».

El gran problema no es sólo que los mandatarios se mantienen impasibles, sino que a muchos de ellos les interesa que esta situación se perpetúe, denunció.

«A muchos les interesa que La Bestia siga existiendo, porque así alejan de su país el problema de la violencia, las mafias y la corrupción, contra el que son incapaces de luchar», sentenció.Santiago de Chile, 6 may (EFE) | Júlia Talarn Rabascall

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