El narcoterrorismo apoyado por países como Cuba y Venezuela y con demasiadas simpatías en Bolivia, Nicaragua y Noruega realizó una acción de terror descalificable en la Escuela de Policía General Santander el jueves 17 de enero del presente año. Hasta hoy el saldo es de 21 muertos incluido el conductor del vehículo y 68 heridos, además de los daños materiales en las edificaciones vecinas y el daño emocional para los habitantes del entorno y el resto del país.

Nos duele a todos y nos llena de sentimientos no muy saludables puesto que estas acciones son el resultado de unas negociaciones y unos acuerdos que desde su inicio estuvieron signadas por el desacuerdo del pueblo colombiano, pero que el mandatario del nóbel ejecutó violando desde siempre el deseo mayoritario.

El ex inquilino de la Casa de Nariño es el primer responsable por imprevisión o por egocentrismo extremo, después vienen los dirigentes del narcoterrorismo que fueron los perpetradores de la detestable acción. Ellos como organización terrorista se proclamaron ser los detentadores y como tales merecen el repudio social y un castigo ejemplar, empezando por la pérdida de cualquier estatus que les hubiese concedido el espurio y por ende la desaparición automática de unos supuestos protocolos a cumplir en caso de una ruptura de las conversaciones.

En primer lugar con estos narcoterroristas este gobierno nunca inició diálogos, pues desde la campaña para acceder al presidencia se advirtieron las condiciones ineludibles para sentarse a la mesa y el pueblo votó eso y lo que está haciendo el Presidente Duque es acatar el mandato de sus electores y por ende las solicitudes de circular Roja a la Interpol y el levantamiento de la suspensión de órdenes de captura son la consecuencia que esos narcoterroristas conocían desde antes de efectuar tan despreciable acto.

La respuesta de Cuba y Noruega es inaceptable y debe deteriorar cualquier tipo de relación diplomática, de negocios o política.

El terror amedranta a los débiles y fortalece a los seres con firmeza de carácter. El pueblo colombiano ha sido un ejemplo para el mundo de sus ansias de libertad y de su carácter democrático que ha estado por encima de una violencia injustificada desde hace más de 60 años. A pesar de esas circunstancias desestabilizadoras hemos progresado y tenemos un país que se puede codear con sus vecinos sin complejos de ningún tipo.

Tenemos una ubicación privilegiada con dos océanos, todo tipo de climas y un potencial hídrico y agrícola envidiable. Estamos aprendiendo a aprovechar esas ventajas y muy pronto; si seguimos por el rumbo que definimos en junio del 2018, cuando elegimos la democracia por encima del totalitarismo que nos ofrecía el fulano de la bolsa; tendremos una nación catalogada como del primer mundo.

Eso no sería posible si reitero, hubiésemos elegido al fulano de la bolsa; ya estaríamos preparando las revueltas similares a las que el pueblo venezolano ha estado realizando desde hace unos 3 años y que ayer demostró con contundencia, el descontento que sufren desde que se equivocaron apoyando a unos trasnochados representantes de las ideas que han frenado el desarrollo en donde se han instaurado.

Nosotros no queremos un país con dos presidentes reconocidos por diferentes actores de la comunidad internacional y lo que se vive en nuestro vecino del oriente es un adefesio y más cuando uno de ellos está catalogado como dictador.

A eso pueden llevar esas decisiones equivocadas y nosotros afortunadamente vislumbramos el futuro que nos esperaba si optábamos por esa propuesta retardataria e insistimos, persistimos y no desistimos en lo que siempre hemos querido y respetado: una democracia plena respetuosa del querer mayoritario que se vio interrumpida entre 1953 y 1957 con Rojas Pinilla y ahora entre 2010 y 2018 con el espurio que irrespetó los resultados de los mecanismos de refrendación que impuso, con todas las gabelas del hoyo y de la bola, para conseguir lo que el pueblo con suprema inteligencia le negó.

POSTRE: Hay terroristas camuflados en las Universidades Públicas desde directivos, profesores y mal llamados estudiantes. Es deber de las autoridades competentes identificarlos y erradicar ese mal de las claustros.

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Redacción Minuto30

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