Hace pocos días el noticiero Teleantioquia, en horas de la noche, presentó una noticia estremecedora como la primicia del año. Con el sensacionalismo que caracteriza los medios de comunicación, queriendo ganar audiencia, anunciaron unos titulares alarmantes sobre las Ruletas Sexuales. De inmediato me paré frente al televisor sin espabilar esperando la información y, ¡oh sorpresa!, lo que el noticiero presenta como novedad no deja de ser un refrito de cosas que se vienen practicando desde principios del siglo XXI. Es más, hace pocos años hice un artículo sobre el tema, pero, obviamente no tengo la fuerza ni el despliegue de un medio de comunicación para impactar con mis ideas o comentarios.

Hay que advertir que los participantes de estas ruletas o fiestas sexuales suelen ser desconocidos, quienes se reúnen para bailar todos desnudos. Los hombres hacen una ronda externa mientras que las mujeres la hacen al interior, suena la música y todos empiezan a bailar y girar respetando la estructura circular, las mujeres van en un sentido y los hombres giran en sentido contrario. Al detenerse, abruptamente la música, las parejas que queden frente a frente deben empezar a tener relaciones sexuales sabiendo que al reiniciar la música el baile se activa. La dinámica se repite cada vez con menos participantes, ya que cuando un hombre eyacula o una mujer tiene un orgasmo inmediatamente quedan eliminados. Debe quedar claro que aquí el preservativo brilla por su ausencia y que lo novedoso de este lujurioso y antiguo juego es que a estás orgías invitan de incógnito a un enfermo de SIDA, desde luego todos los participantes saben que pueden ser infectados, en eso consiste el juego.

Según informes de prensa, estos desafiantes juegos sexuales comenzaron en los Estados Unidos de Norteamérica, pero hoy se practican también en Europa y América Latina, lo preocupante de todo esto es que cada vez lo practican personas más jóvenes y hasta menores de edad están entrando en el juego. Lo que comenzó como una práctica marginal, realizada por personas que buscaban vivir sensaciones extremas sin importar las consecuencias, se ha vuelto algo común. Es importante saber que el SIDA no es el único riesgo, la adrenalina aumenta al saber que también pueden ser contagiados con otras enfermedades de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea, hepatitis C, y otras más. Es de anotar que las ruletas sexuales tienen diversos formatos. Unas son exclusivas para portadores del VIH, y otras para todas aquellas personas sanas que quieran participar y sentir vértigo de poder ser contagiadas. Ah, lo que empezó siendo una práctica entre hombres homosexuales, hoy es algo practicado por cualquier tipo poblacional. Para el caso de Colombia no han sido pocos los reportes de casos de embarazos adolescentes infectados tras haber jugado a la ruleta rusa sexual.

En el artículo que escribí hace ya más de cinco años, aduje que el juego de la ruleta sexual se estaba convirtiendo en algo normal para los jóvenes en fiestas, paseos, fincas y algunos lugares clandestinos. Lo grave y riesgoso de la ruleta sexual criolla es que muchas de estas niñas y adolescentes embarazadas terminan sin saber quién de tantos será el padre de la criatura. Obvio, la moda hoy es invitar al baile a alguien que los pueda infectar con VIH para hacer más emocionante el juego. Recuerdo que en ese mismo artículo hice referencia también a las casas de masturbación existentes no solo en Medellín, sino en muchas partes del territorio nacional. Aparentemente son casas normales donde llegan jóvenes y adolescentes, hombres y mujeres, quienes se ubican, ya sea en el comedor, en la sala, un patio o donde cada quien se sienta cómodo para empezar a masturbarse delante de todos los presentes, hay varios clientes en la casa a la vez, lo curioso de todo esto es que nadie se fija en el otro sino que cada quien está en lo suyo, termina, cancela el servicio y se va.

Ah, como olvidar que además hice alusión al blanqueamiento anal, el regalo preferido, de algunas quinceañeras, quienes ya no quieren fiestas ni viajes sino este tipo de intervención cutánea. ¿Para qué?, cada quien sabrá. Concluyo estas notas reiterando que no es nada novedosa la noticia de Teleantioquia acerca de las ruletas sexuales y otras prácticas más. Bien es sabido que en la ciudad nuestros jóvenes no solo se divierten con licor y drogas, sino que además el sexo está tomando mucha fuerza como diversión. De mi parte, hace rato entendí que estas nuevas generaciones creyendo desmitificar comportamientos humanos que antes podrían ser censurados, pretenden arriesgarlo todo y, según ellos, desafiar y disfrutar al máximo la explotación de su propio cuerpo. Me preocupan muchas cosas y me quedan muchos interrogantes, aunque considero que no soy yo quien deba juzgarlos. Reitero, no hay nada nuevo bajo el sol.

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Redacción Minuto30

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