El Pico y Placa como estrategia que busca mejorar la movilidad de las minorías en un espacio donde las mayorías caminan y utilizan el transporte público, termina siendo parte de las desigualdades de un territorio que hace muchos años se administra y gestiona de manera incoherente.

El Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín (Acuerdo 48 de 2014), definió un modelo de ocupación con apuestas bien intencionadas, entre otras, expresando la necesidad de reducir las densidades en ladera, generar mayores densidades en el corredor del río para devolver la cara de la ciudad a uno de sus bienes ecosistémicos más valiosos (el río Aburrá), y en términos de movilidad, apostar por un cambio de paradigma sintetizado en lo que los teóricos han denominado la pirámide invertida de la movilidad.

Este nuevo paradigma conocido por la pirámide que tanto se cita, pero poco se aplica, determina las apuestas de la ciudad para los modos de movilidad, garantizando en primer lugar la vida y enfocándose en la prioridad de los desplazamientos más eficientes y, al mismo tiempo, más vulnerables.

Desde 2014 se definió la prioridad de los modos de viaje de la siguiente forma: primero la movilidad a escala humana o activa (darle todas las garantías a quienes caminan, viajan en bicicleta o patinan en nuestras calles); luego el transporte público de la ciudad que en acuerdo con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá se estableció como la columna vertebral de la movilidad de toda la región metropolitana (sea masivo, colectivo o individual); después las garantías para el transporte de carga que permite el abastecimiento y tiene una relación directa con la productividad de la ciudad y, por último, el carro o la moto particular.

Es con esta realidad que se siente la imperiosa necesidad de llamar las cosas por su nombre y definir como ciudad si el debate de la movilidad debe seguir siendo si se tiene pico y placa, si tenemos mucha congestión o debemos ser coherentes como sociedad y defender la apuesta de ciudad definida por un ordenamiento territorial con todo el soporte técnico, el juicio político y la responsabilidad en sostenibilidad ambiental, económica y social.

Todo esto para reclamar la inversión en seguridad peatonal (más y mejores andenes y redes camineras, más kilómetros de ciclo infraestructura segura), mejor servicio en el transporte público colectivo, el transporte público individual (taxis) y en el Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá. De igual manera, solicitar el avance en tecnología y servicios como el recaudo electrónico para los buses de la ciudad y otras estrategias que permitan consolidar el servicio como la mejor forma de movilización urbana.

Paradójicamente, seguir concentrados en la congestión nos condenará a seguir congestionados. Empezar a desarrollar alternativas reales al carro y la moto será la única forma de evitar los niveles de congestión que solo vemos crecer y crecer durante la última década.

«El problema no son los carros, es el uso que les demos», le escuché al exsecretario de Movilidad de Bogotá, Juan Pablo Bocarejo. Hace poco en su balance de gestión y coincido absolutamente con ese planteamiento, expresó que: “la mejor apuesta de equidad que podemos hacer en nuestra ciudad es apostar por un transporte público eficiente y cómodo, porque son las clases menos favorecidas quienes encuentran en este transporte un camino a las oportunidades”.

Es entonces el Pico y Placa una oportunidad para desligarnos de la dependencia de un único modo de transporte, darles oportunidades a otras formas (la bicicleta, la caminata, el transporte público), y así entender que podemos romper el círculo vicioso de “no me bajo del carro porque el bus o el taxi se demora mucho, y ese “se demora mucho” no cambiará si las calles de la ciudad se siguen ocupando de automóviles o camionetas con un solo ocupante

Como dato relevante, un vehículo con una persona ocupa 60 metros cuadrados (incluyendo distanciamientos), mientras un bus o vagón del metro con 40 a 250 personas tiene un índice de diez (10) a un (1) metro cuadrado de espacio público requerido por persona, respectivamente.

Subsecretario Técnico de Movilidad de Medellín 
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Redacción Minuto30

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