Esta semana, cuatro personas resultaron heridas debido a un tiroteo que se presentó en el sepelio de dos hinchas del Atlético Nacional, en Girón, Santander.
Jairo Durán Olivares, uno de los heridos, tuvo que ser trasladado a la Clínica Foscal, en Floridablanca: su pareja denunció la mala atención que recibió en el centro médico.
La mujer contó que la bala que le impactó su espalda aún se encuentra en su cuerpo y lo enviaron a la casa con una fórmula médica en la que solo se observan los medicamentos acetaminofén e ibuprofeno.
Según lo que le manifestaron los médicos a la pareja de la víctima, la bala que ingresó al cuerpo no pudo extraerse, pues la Sijín debió estar en el proceso.