Cuando una decisión judicial se toma con criterio político, pierde el país, pierde la justicia, pierden las instituciones y pierde el derecho, y a todas luces, la orden de detención domiciliaria del expresidente Álvaro Uribe Vélez por parte de la Corte Suprema de Justicia obedeció a un sesgo ideológico.

Esto se evidenció cuando se hizo público el expediente de Uribe, demostrando lo que desde un principio se alegaba: no había garantías para afrontar un juicio justo y que en el camino, se cometieron irregularidades por parte de la Corte, que a la hora de la verdad, rayan entre lo macondiano y lo kafkiano.

Interceptaciones ilegales por parte de la Corte, numerosas visitas sospechosas de parte del Senador Cepeda a un supuesto testigo estrella que incluyeron dádivas, indecorosas sugerencias de uno de los jueces a una de las partes, filtraciones descontextualizadas a medios de comunicación, y varias anomalías más se evidenciaron al hacer público ese expediente, que de por sí solo, merecen ser la causa de un revolcón en la Rama Judicial.

Esto obligó a que el expresidente Uribe renunciara a su curul en el Senado, haciendo que el proceso pasara a la Fiscalía, buscando así plenas garantías procesales, incluyendo la oportunidad de poder defenderse en libertad, cosa que ocurrió el pasado sábado con la decisión de la Jueza Clara Ximena Salcedo Duarte.

Uribe libre era un clamor popular, muestra del cariño inmenso que le tiene el pueblo colombiano a una persona que lo ha entregado todo por la patria en su abierta lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

No puedo negar la emoción vibrante y la felicidad que sentí al momento de escuchar la noticia, y aunque como abogada esperaba que así fuera, como ciudadana, militante y corporada del Centro Democrático el júbilo no se hizo esperar y recordé con regocijo la primera frase del glorioso himno antioqueño “Oh libertad que perfumas las montañas de mi tierra”.

Uribe aún tiene que afrontar su proceso y esta será la oportunidad para que el expresidente limpie su nombre y su honorabilidad, esa que le han querido mancillar con calumnias, testigos falsos y elaboradas alianzas entre sus malquerientes. El derecho y la verdad prevalecerán.

Finalmente no podemos perder de vista el horizonte político, y el mismo Uribe lo ha advertido: OJO CON EL 22, y yo tendría que añadir que esa precaución se debe extender hasta el 23, porque no solo estamos enfrentando a ese fracaso llamado Socialismo del Siglo XXI, sino a fuerzas oscuras que quieren dividir al Centro Democrático de cara a los próximos comicios nacionales y regionales.

@LinaGarciaGanan

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Redacción Minuto30

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